sinpunto

Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador es un “Zoon Politikon” en toda la extensión de la palabra. Lo que no sabe lo inventa, como señala el adagio popular, y todos los días da cuenta de esa peculiaridad que lo distingue de los demás políticos

tan planos en ideas y metidos todavía en la dinámica del régimen que aún no termina de morir. Pareciera que el señor López está decidido a cambiar de forma vertiginosa el estado actual de la administración pública en el país.

Resulta difícil desentrañar si los cambios anunciados serán los que implementará en cuanto llegue a la Presidencia de la Republica, o son un simple amago para mantener ocupados a los analistas del país y a quienes desde la burocracia podrían resultar afectados en salario y posición. Es más, algunos liderazgos sindicales de la esfera oficial también han mostrado preocupación por las implicaciones que tendrían esas medidas que el tabasqueño anuncia un día sí, y otro también.

Quienes ni sudan ni se acongojan son las centrales de trabajadores, porque al no ser oficiales no tienen porque padecer las reformas que anuncia el señor López, pero también hay que señalar que cuentan con una fortaleza a toda prueba si de afectar intereses gremiales se trata. Los que más podría preocuparles sería una modificación de la Ley Federal del Trabajo que quitara la libertad de asociación, o bien que no se les reconozcan los derechos que han adquirido a través de su lucha sindical al paso de los años.

Por lo pronto Andrés Manuel López Obrador sacude nuevamente a la opinión pública anunciando 12 reformas de leyes que considera prioritarias para la transformación de México. La primera de ellas va en el sentido de que nadie debe ganar más que el Presidente de la República, lo que significa un mensaje directo a la senecta clase de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se han construido un cómodo estado de excepción para obtener mayores utilidades que el propio Presidente de la República.

También pretende la creación de la Secretaría de Seguridad Pública, y terminar con los fueros y privilegios para que el propio Presidente de la República pueda ser juzgado por corrupción y delitos electorales. La corrupción, el robo de combustible y el fraude electoral serán delitos graves sin derecho a la libertad bajo fianza, lo que me parece excelente.

También enviará una reforma para que el Estado Mayor Presidencial sea trasladado a la Secretaría de la Defensa Nacional, aunque lo más grave, en mi muy particular punto de vista, es la modificación o revocación de la Reforma Educativa, lo cual quiere decir que ahora tendremos profesionales por decreto y no por esfuerzo Educación gratuita en todos los niveles, revocación de mandato por consulta, y plan de austeridad gubernamental son los demás elementos de ese catálogo. Sin lugar a dudas estamos frente a un hombre que tiene la firme decisión de cambiar el esquema gubernamental que sirvió a los herederos de la Revolución Mexicana, pero lo que tiene que preocuparnos es a quienes servirán ahora las nuevas condicionantes del régimen. Los delincuentes ahora cuentan con fuero, el camino está diseñado, y a muchos no les gustará porque también cambiarán los principios de la honestidad. Al tiempo.