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El Madrid va embalado, tanto en la Liga como en la Champions. Este martes se ha clasificado ya para los octavos de final de la Liga de Campeones tras dominar y ganar al Liverpool en el Bernabéu. No pudo golear, porque Cristiano Ronaldo se ofuscó ante la meta de los reds, pero le bastó un tanto en el primer tiempo de Benzema tras un gran centro de Marcelo. Casillas, con poco trabajo ante un Liverpool sin pegada, ya es el jugador con más partidos en la Champions, 144, tras superar por uno al barcelonista Xavi. Varane y Ramos, espléndidos, frenaron las llegadas inglesas. En ataque, el mejor, otra vez, fue Benzema. Bale se quedó en el banquillo y entró en la segunda parte. Rozó el gol pero su disparo golpeó en el travesaño. Y mostró su velocidad supersónica en una arrancada cortada por una brusca falta de Alberto Moreno en una falta al borde del área que le costó la amarilla al lateral izquierdo sevillano.

El Madrid ya no sólo quiere ganar, quiere gustarse y seducir a la hinchada, cada vez más entregada al cuadro de Ancelotti. Lo volvió a hacer este martes en el Bernabéu ante un rival, el Liverpool, que apenas aguantó 20 minutos. Veía venir la avalancha cuando los jugadores blancos se ponían a combinar. A velocidad de vértigo. Como en el primer gol. Isco buscó la pared con Ronaldo y abrió a la izquierda, por donde entraba Marcelo. El lateral izquierdo brasileño centró de primeras, sabiendo exactamente dónde estaba Benzema esperando el envío: al segundo palo, detrás de un zaguero red. Allí fue la pelota, combada y potente para salvar la oposición de la defensa inglesa. La esperaba Benzema, que resolvió de urgencias.

Bale salió con muchas ganas en la segunda parte (m. 61). El sacrificado no fue Isco sino James. Y el galés envió un remate al larguero tras un centro raso desde la izquierda de Marcelo, una pesadilla toda la noche para la zaga red, y sobre todo para el lateral derecho español Manquillo. Cristiano estuvo buscando su gol con cierta ansiedad. Le pesó tener tan a mano el récord de goles en la Champions, a un solo tanto de los 71 tantos de Raúl. Quiso disparar todas las faltas y encontró la complicidad incondicional de Benzema, que casi prefería un gol de Ronaldo que uno propio: lo buscó durante todo el encuentro.