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El presidente de Argentina, Mauricio Macri, decidió mantener en el gobierno a su ministro del Trabajo, Jorge Triaca, a pesar de que se descubrió que tenía a una empleada doméstica en condiciones laborales ilegales, a quien además designó en un sindicato.

Triaca protagonizó uno de los primeros escándalos políticos del año en Argentina, al difundirse un audio en el que despedía a su empleada Sandra Heredia, con una serie de insultos.

En varias entrevistas, Heredia explicó que trabajó durante varios años con Triaca sin tener cubiertas por completo las prestaciones a las que obliga la ley como seguro médico, jubilación y riesgo de trabajo.

Su situación sólo fue regularizada a fines de 2015, cuando se confirmó que Triaca sería ministro de Macri, pero luego fue despedida sin indemnización alguna.

Más allá de los insultos, el caso se agravó por la paradoja que implica que el responsable del Trabajo no emplee a sus trabajadores de manera legal, y que los use para cubrir cargos en el Sindicato Obreros Marítimos Unidos, el cual fue intervenido por el gobierno.

A pesar de que la oposición y parte de la opinión pública exigieron la renuncia de Triaca, el gobierno se abroqueló para defenderlo con el apoyo de la influyente prensa oficialista, y los funcionarios de primer nivel se centraron en justificar los insultos del ministro a su exempleada.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, dio el espaldarazo más contundente al calificar los insultos y la designación de la empleada en el sindicato como “un error” que, según él, de ninguna manera invalidaba la integridad de “un excelente ministro” que no perderá el cargo.

El sindicalista Pablo Moyano reiteró este lunes que Triaca "tendría que haber dado un paso al costado, en cualquier país serio que un ministro de cualquier área pase por esta misma situación, el presidente lo habría sacado".

Pablo Kosiner, presidente del Partido Justicialista en la Cámara de Diputados, advirtió que el gobierno está haciendo “un esfuerzo muy grande" para sostener al ministro, en plena contradicción con la oferta de transparencia y lucha contra la corrupción con la que Macri ganó la presidencial.

En respuesta, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que lo que hizo su compañero de Gabinete “fue feo para todos” pero que no por ello debería renunciar.