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Ha reaparecido en la arena política nacional el ex jefe del GDF, Marcelo Ebrard, quien pretende ser líder nacional del PRD y luego buscar la candidatura presidencial de las izquierdas en 2018, por encima de su mentor político y guía moral: Andrés Manuel López Obrador.

Hay tres aspectos que siempre han caracterizado la carrera política de Ebrard: su travestismo político, su incongruencia ideológica y el abuso que ha hecho en los organismos políticos a los que ha pertenecido.

Siempre ha sido muy incongruente en materia ideológica y política: perteneció al PRI, instituto al que fue llevado de la mano por Carlos Salinas y Manuel Camacho; luego, fue fundador del Partido del Centro Democrático, del que fue candidato en el año 2000 a la jefatura de gobierno.

Entre sus vaivenes políticos, Ebrard fue diputado federal por el partido Verde Ecologista de México, pero al llegar a la curul en  el Palacio de San Lázaro, renunció a este instituto político y se convirtió en “legislador independiente” y defensor de las causas populares.

Más adelante, por obra y gracia de Andrés Manuel López Obrador, se puso la casaca amarilla y actualmente es integrante del PRD, partido al que combatió a muerte cuando Carlos Salinas fue presidente y Manuel Camacho regente de la ciudad, en el periodo político 1988-1995.

Ebrard abusó del PRI y de sus militantes gracias a la protección que le dio Carlos Salinas. En el Partido del Centro Democrático, por cierto, integrado en su mayoría por cientos de vendedores ambulantes, se aprovechó de sus simpatizantes para lograr la candidatura al GDF y renunciar a ésta y dejar con un palmo de narices a los militantes centristas democráticos.

También, ya usó al PVEM para llegar  a San Lázaro y luego los mandó al diablo. Actualmente, quiere aprovecharse el PRD, de su infraestructura  y dinero, y arrancar la candidatura presidencial a un verdadero militante de la izquierda.

Ahora reaparece imbuido en el ropaje de adalid de los hidrocarburos. Vale recordar que su padrino Carlos Salinas cambió el Artículo 27, y con ello se permitió la venta del ejido y Ebrard no dijo nada.

Sucedidos capitalinos

El Grupo Parlamentario del PRD en la ALDF es un escudo que protege a sus funcionarios corruptos; en dos ocasiones anteriores sus diputados impidieron que el delegado en Coyoacán, Mauricio Toledo, compareciera en el recinto de Donceles y Allende para responder a las acusaciones de corrupción que tiene en su contra…Ayer en su presentación en la ALDF los legisladores perredistas lo volvieron a defender a capa y espada a pesar de las evidencia de la deshonestidad de Toledo.