El Punto Critico

SINGLADURA

Las próximas 24 horas México vivirá casi seguramente las ascuas del siglo en espera de los resultados electorales estadunidenses, un fenómeno inédito para el país, siempre tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos, en una paráfrasis atribuida al general Porfirio Díaz.

Según la mayoría de los sondeos, la aspirante demócrata Hillary Clinton parece perfilarse como la sucesora del también demócrata Barack Obama al frente de la Casa Blanca. Y aunque los márgenes respecto a su contrincante, Donald Trump, parecen estrechos,  Clinton parece estar mucho más cerca  del 1600 de Pennsylvania avenue.

La duda o incógnita mayor será mañana martes el humor de los llamados “milennials”, un segmento clave del electorado estadunidense con el poder de dar vuelta a la manivela electoral de Estados Unidos. De hecho se anticipa que este sector, alrededor del 20 por ciento del total, será determinante en el saldo de la jornada comicial. Amanecerá y veremos.

México en tanto permanecerá en ascuas hasta en tanto no se determine el resultado definitivo o irreversible de la contienda, la primera de mayor expectativa en su tipo. Ninguna como esta elección del martes tan atractiva para los mexicanos ni de efectos seguramente tan potencialmente demoledores.

A diferencia del ambiente predominante que impera en Estados Unidos, donde los votantes coinciden en que pocas elecciones han resultado tan reñidas y aun tan indeseables por los perfiles de ambos candidatos, México se ha embarcado como nunca antes en la contienda estadunidense.

Sobra apuntar la participación directa del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto en la disputa electoral por la Casa Blanca. De hecho, la visita a México de Trump el último día de agosto pasado aún deberá ser objeto de nuevos análisis y conclusiones, una vez ya pasada la contienda estadunidense. Habrá que precisar por ejemplo si la participación mexicana en un asunto estrictamente interno de Estados Unidos selló de una vez y para siempre un cambio dramático de la diplomacia mexicana con principios como  “la no intervención” en los asuntos domésticos de terceros y la solución pacífica de las controversias. Es probable que ese valladar de la diplomacia mexicana haya cambiado con estas elecciones por la presidencia de Estados Unidos. Veremos. México se convirtió esta vez en un actor clave de la política interna estadunidense.

De hecho y si se confirma el interés electoral latino y aún su papel crítico en los comicios del martes, muchos temas podrían registrar un vuelco en las relaciones entre  ambos países, socios y vecinos.

Tampoco es descartable que una vez confirmados los 270 votos electorales que se requieren para ganar una elección presidencial en Estados Unidos, México anuncie cambios en el tren del ejecutivo federal. Veremos.

De inmediato sólo queda esperar a la noche del martes los resultados comiciales. Pero no lo de por hecho, el resultado y la calificación de  los comicios podría incluso  tomar un poco más de tiempo. La moneda está en el aire. Aguardemos para ver su verdadera cara.

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