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Tras abandonar la contienda por la presidencia del PRI y renunciar como
militante de ese instituto político, José Narro Robles aclaró que no renuncia a luchar por México ya que existen muchas formas de hacerlo “y encontraré la mía”, al tiempo que acusó una intervención del Gobierno Federal.
En un mensaje a la sociedad civil y a los priistas en redes sociales, el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) externó su preocupación por el curso que tomó el proceso de elección interna del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Narro consideró evidentes las muestras de que existe un preferido de la cúpula priista, el candidato oficial de los gobernadores y de quien fue, hasta recientemente, el jefe político del partido.
“Por si eso fuera poco, son groseros los indicios de intervención del Gobierno Federal en la misma dirección. Quien hasta hace unos meses declaraba duramente en contra del candidato oficial, hoy lo anima y lo arropa”, acusó.
José Narro destacó la necesidad de evitar que las decisiones del PRI las siga tomando el presidente en turno. “Se trata de una farsa que antes de iniciar ya tiene resultado. La trampa está en el padrón, en el crecimiento desmedido de nuevos afiliados en Coahuila, Ciudad de México, Campeche y Oaxaca”, alertó.
Refirió que esos nuevos afiliados serán llevados a votar “por quienes llenarán de vergüenza al partido. La trampa está favorecida por los desatinos del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI y por el miedo de hablar con la verdad”.
Aseguró que no se quisieron escuchar las preocupaciones y las consecuencias de usar un padrón tramposo y abultado, de favorecer el acarreo y el relleno de las urnas.
Señaló que los responsables “del desastre que viene” tendrán que justificar lo que resulta incomprensible, “de no ser por las debilidades humanas, por pensar en ellos y no en los demás, por avalar la simulación a la que siempre me he opuesto”.
José Narro aseguró que el partido y su destino forman parte del problema, pero el riesgo es el de la vida democrática. Advirtió que la democracia sin oposición real degrada y deja de servir.
Sin embargo, consideró que México es más grande que un sexenio, que un partido y su dirigencia, “por ello digo que quienes no estamos con lo que pasa en el país, con independencia de preferencias y convicciones, debemos organizarnos para reflexionar, proponer y actuar. Esa tiene que ser la próxima tarea”.
Dijo que siempre ha considerado a la simulación como un mal indeseable. “Con esto en mente decidí participar en el proceso de elección de la nueva dirigencia del PRI. Mi determinación la fundé en el compromiso que tengo con mi país y mi partido”.
José Narro señaló que en los actuales tiempos de regresión a formas centralistas y autoritarias “que creíamos superadas” se requiere del fortalecimiento del sistema de partidos políticos y de la organización de una oposición verdadera, sin temores ni flaquezas, producto de una historia de conductas indebidas.
“Resolví participar porque el PRI atraviesa por una etapa de riesgos graves. Lo hice sin un proyecto personal. Sólo con la idea de poner al servicio del partido mi hoja de vida para ayudar”, aseguró.
Agregó que dichas vivencias le permitieron identificar algunos de los males que explican la contundente derrota electoral de un año atrás; “a la cabeza de ellos, ubico a la simulación y los excesos; cerca, al desapego de nuestras causa, la falta de democracia interna y la lejanía, cuando no olvido, de la militancia y de los liderazgos de base”.
El académico dijo que está convencido de que lo mejor del PRI es su militancia, la que clama por el cambio, por la corrección del rumbo y la eliminación de las falsedades, por la erradicación de la corrupción y el uso indebido del poder.
Aseguró que, infructuosamente, quiso ayudar “a rescatar al partido de las garras de la simulación. Nunca me he prestado a ella y este no será el caso”, por ello, sostuvo José Narro, hoy hago pública una decisión: mi renuncia a formar parte de la comedia y a legitimar lo que está viciado de origen.
“Mi renuncia a participar en un proceso que la sociedad pronto reclamará y a formar parte de los obsequiosos, pero también mi renuncia al partido en el que milité por más de 46 años, el partido con el que me identifiqué en Reyes Heroles, Colosio y María de los Ángeles Moreno.
“El partido que es de México y de los priistas, pero que ha sido secuestrado por el pasado y la regresión”, advirtió.
Durante ese tiempo, expuso que se encontró con personajes cercanos que cambiaron la honestidad por la vergüenza, la lealtad por la ingratitud y, sin embargo, “también es verdad que he confirmado lo que dijo un compañero: la lealtad es con honor, porque sin él, es complicidad”.
Puntualizó que, “para el gran político que me ayudó, mi gratitud emocionada, para sus colaboradores, la certeza de que seguiremos juntos en la tarea de mejorar a nuestro país”.
Subrayó tener gratitud especial a la auténtica militancia del partido, a quienes le dijo: “aguanten hasta que ya no aguanten, como a mí me sucedió”.