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• Científicas  de la UNAM realizaron un mapa de riesgo con las áreas más
propicias para que se aloje el parásito, como prevención para evitar que el inevitable contagio se salga de control.
 
El hongo Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal) infecta la piel de las salamandras ocasionando que mueran de un paro cardiaco pues devora su piel. Este hongo originario de Asia ha diezmado a poblaciones enteras de salamandras nativas de Europa, por lo que científicas mexicanas realizaron un mapa de riesgo como parte de una estrategia preventiva para conocer en qué regiones de nuestro país podría alojarse el patógeno.
 
Analizando las variantes climáticas en donde Bsal ha sido previamente encontrado en Europa y Asia, así como la distribución de la biodiversidad de salamandras en México, María Delia Basanta, investigadora del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y su equipo de científicos encontraron que 51 por ciento de las especies de salamandras autóctonas podrían estar en riesgo si Bsal llegara a México, pues este porcentaje de especies se distribuye en áreas que son adecuadas climáticamente para el parásito. De estas áreas, 13 se las denomina como “hotspots” debido a que presentan una idoneidad entre moderada y alta para Bsal, junto y con un alto número de especies de salamandras.
 
Las áreas categorizadas como de moderadas y de alta idoneidad para Bsal se ubican principalmente en el centro y sur de México e incluso diversos entornos como bosques tropicales, de pinos y nubosos en la Sierra Madre Oriental, el Cinturón Volcánico Transméxico, la Sierra Madre del Sur, el Golfo de México y la Península de Yucatán.
 
México es el segundo país con mayor diversidad de salamandras después de Estados Unidos; de hecho, entre ambos países concentran un 50 por ciento de salamandras del mundo. De ahí la importancia de diseñar estrategias de conservación, advierten las autoras del artículo Riesgo potencial de Batrachochytrium salamandrivorans en México, publicado en la revista PlosOne.
 
De acuerdo con la doctora Eria Rebollar Caudillo coautora en esta investigación, el comercio y el tráfico ilegal de especies han contribuido a la contaminación de este tipo de patógenos. “Por esa razón creemos que es altamente probable que llegue al continente americano, a través de especies portadoras o infectadas, pues hay mucho tráfico de especies que vienen de Asia, Europa y África”.   
 
Aunque el hongo no ha llegado, sabemos ya que hay géneros de salamandras muy susceptibles al contagio, pues científicos en Estados Unidos han infectado (de forma controlada) a especies de distintas familias, tanto nativas como mexicanas, y detectaron que las del género Ambystoma son tolerantes al hongo mientras que las de la familia Plethodontidae son más susceptibles.
 
Las salamandras contribuyen a mejorar la calidad ambiental y son depredadores de diversos insectos, incluidos aquellos que hospedan y transmiten enfermedades a los humanos. Así que “la pérdida de salamandras y ranas puede tener consecuencias ecológicas importantes”, advirtió la doctora Rebollar.
 
Agregó que los esfuerzos de conservación de los anfibios en México deberían centrarse en prevenir la llegada de Bsal y su transmisión entre las poblaciones: “Por ahora hemos recomendado al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) frenar el comercio de anfibios, no sólo de salamandras, provenientes de Asia y Europa”.
 
El estudio del que ambas científicas son coautoras propone, además, que los puntos de acceso deben ser monitoreados constantemente para detectar la presencia de Bsal oportunamente y, así, evitar la propagación del patógeno si se introduce en México.
 
Pie de foto: Por ahora hemos recomendado a SENASICA frenar el comercio de anfibios, no solo de salamandras, provenientes de Asia y Europa, dijo en entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, la especialista de la UNAM, Eria Rebollar. (Foto: Cortesía de la doctora Delia Basanta).