SINGLADURA  
¡Ufff…! La exclamación evoca nuestros años universitarios. Tan felices, tan
promisorios. Aquellos días cuando se nos informaba el resultado de un examen difícil, complejo, retador en una palabra. ¡Lo pasé, lo pasé! O, el uso aunque con menor frecuencia de ¡Aprobé, aprobé! Qué grato momento, qué satisfacción tan honda, un momento, un efímero segundo del éxtasis más absoluto.
Casi con toda seguridad esto debió haber sentido, experimentado, el canciller de México, Marcelo Ebrard, al término de su entrevista con Michael Pompeo, hoy titular del Departamento de Estado en la era Donald Trump, y ex jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Ebrard y con él todo México aprobó el primer examen de los primeros 45 días aplicado precisamente por Trump, el disfuncional maestro del twitt, y su gobierno.
¡Qué alivio! Debió haber sentido Ebrard al abandonar la sala de juntas de la cancillería mexicana, donde se informó el resultado del examen a México en materia migratoria. Aprobado, dijo seguramente un orgulloso Pompeo al titular de la cancillería mexicana. Una estrellita más, quizá una de las más codiciadas, de las más valoradas por cualquier funcionario público mexicano con aspiraciones mayores.
De inmediato, la cancillería mexicana emitió un comunicado oficial que intituló: “concluye con éxito” (las comillas son mías) reunión entre el secretario de Estado de Estado Michael R. Pompeo y el secretario  de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard Casaubon.
El comunicado de la cancillería detalló que la visita de Pompeo tuvo como propósito celebrar una reunión para discutir “los principales asuntos de la relación bilateral” entre México y Estados Unidos.
El diálogo “derivó en resultados positivos para ambos países”, resumió el documento informativo, antes de añadir que en materia migratoria, Pompeo “reconoció los significativos avances de los operativos mexicanos, en cumplimiento con el acuerdo entre ambos países alcanzado el 7 de junio en Washington D.C.”, en vísperas entonces del amenazante arancel del cinco por ciento a todos los bienes y servicios mexicanos exportables si México no contenía los flujos migratorios indocumentados al país vecino.
Estos “avances” migratorios, garantizados por la implacable Guardia Nacional activada con frenesí, permitieron al canciller Ebrard considerar ahora innecesario “iniciar ningún tipo de negociación con respecto a un eventual acuerdo de Tercer País Seguro entre México y Estados Unidos”. Una buena, al menos.
Y sin embargo, el canciller precisó que la estrategia migratoria para garantizar flujos ordenados, seguros y regulares “continuará durante los próximos 45 días”, cuando seguramente –es de suponer- la Casa Blanca habrá de dar el resultado de este nuevo y segundo examen, quien sabe si a título de suficiencia. Ni modo, Washington nos seguirá evaluando bajo la tutela siempre amenazante de la daga arancelaria. Así andamos, con todo y los 30 millones de votos.
Ebrard, eso sí, subrayó “la preocupación” del Gobierno de México con respecto a los aranceles impuestos al tomate mexicano que afectan negativamente “más de un millón de empleos en México”.
Otra preocupación, puntual ésta, fue la solicitud de conformar un grupo binacional para recuperar los bienes y activos vinculados con Joaquín Archivaldo Guzmán Loera (El Chapo). Supone esta solicitud la disputa de una fortuna estimada en algo más de 12 mil millones de dólares. El dinero carece de ética, a veces.
De igual forma, la visita de Pompeo fue aprovechada para pedir al gobierno de Trump el despliegue de un operativo, en conjunto con el Gobierno de México, para frenar el tráfico ilegal de armas que entran a nuestro país en San Diego-Tijuana, El Paso-Ciudad Juárez, Laredo-Nuevo Laredo, McAllen-Reynosa y Brownsville-Matamoros.
Se trata, según la cancillería, “de los cinco puntos estratégicos para frenar este tipo de trasiego vinculado a los índices de inseguridad en México”.
Una última solicitud de Ebrard a Pompeo fue la reinstalación del Programa de Repatriación (PRIM) que brindaba apoyo a los ciudadanos mexicanos repatriados de Estados Unidos y que fue suspendido en 2018.
 
Es lo que hay. Esperemos otro examen de 45 días.
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@RobertoCienfue1