El Punto Critico

Singladura

 
Salvo que ocurra algo de última hora o se piense también de última hora que
sería una imprudencia, el presidente Donald Trump estará este miércoles en El Paso, Texas y Dayton, Ohio, en busca de resarcir la tragedia causada por sus propias palabras, pronunciadas durante muchos meses y aún antes de que asumiera el mando máximo de su país como titular del poder Ejecutivo.
Será una temeridad de Trump, quien corre el riesgo de salir raspado en este, un intento evidente y claro por recomponer su tradicional discurso de odio, segregación y supremacía blanca, que tantos dividendos hasta ahora le generó.
Pero las matanzas de Texas y Ohio podrían y deberían pasarle una elevada factura a Trump, responsable intelectual de ambas masacres. Sería lo correcto y aún la reivindicación de la esperanza humana, y en particular estadunidense, de que no todo está perdido.
En una visita en febrero pasado, Trump convirtió El Paso en una pieza clave en su batalla por levantar un muro en toda la frontera con México. En junio su discurso de odio, extendido a todos los países allende la frontera sur de Estados Unidos, hizo que México alzara un valladar para mantener a raya a los migrantes.
Durante su discurso sobre el Estado de la Unión en enero, Trump atribuyó a la valla de la frontera, que se levantó entre 2008 y 2010, el éxito en una baja criminal en El Paso, considerada entonces una de las ciudades más seguras del país.
Pero el último sábado, El Paso fue escenario de la peor matanza colectiva contemporánea en Estados Unidos. La responsabilidad de esto recae si no totalmente en Trump, si en una buena parte. Trump enfrenta una responsabilidad moral por la matanza, aun se niegue a reconocerla.
Incluso antes que aceptarla públicamente, Trump se escuda y esquiva esa responsabilidad con el argumento de que los agresores serían monstruos insanos mentalmente. Es la típica coartada del cínico, lo cual resulta todavía peor al convertirlo en una persona irredimible.
La congresista Verónica Escobar, que representa a la ciudad en la Cámara de Representantes, externó su opinión sobre la visita de Trump programada para este miércoles. “No debería venir, porque las palabras que ha usado para describir a los hispanos han alimentado el odio que está detrás de la matanza”, dijo.
Añadió que Trump “tiene la oportunidad de retirar esas palabras, de reconocer su error, y eso nos ayudaría mucho. No podemos prevenir su visita, obviamente. El Paso demostrará que es una ciudad de amor, pero debería retirar sus palabras”. ¿Lo hará Trump? Por supuesto que no.
Como el buen farsante que es, es previsible que pronuncie un discurso falso. Está en juego un segundo mandato en la Casa Blanca.
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@RobertoCienfue1