El Punto Critico

Singladura

De nueva cuenta emana un tufo intenso sobre la detención provisional

de Rosario Robles Berlanga, la mujer que tras vivir su martes 13, mira el sol hoy miércoles desde una celda de Santa Martha Acatitla.

Robles Berlanga es una mujer singular. Hizo carrera política en el PRD, gobernó la Ciudad de México por herencia, peleó con sus correligionarios, enfrentó un escándalo amoroso, y eclipsó a muchos cuando de sus cenizas resurgió para convertirse en Secretaria de Estado en el gobierno priista nada menos que de Enrique Peña Nieto. Los azares de la política, los mismos que hoy la tienen confinada.

Hace unos días, en este mismo espacio, dije que estaban hechas las apuestas sobre si Robles Berlanga, la enjundiosa ex activista universitaria que hace casi 50 años arengaba a sus condiscípulos a la acción, terminaría con todo y sus huesos en una prisión del país. Aunque no descartable, el confinamiento carcelario parecía improbable. Más todavía porque el delito imputado hasta entonces es considerado “no grave”,  

Incluso y en el hipotético negado –dije- que Robles Berlanga pudiera ser vinculada a proceso, lo seguiría en libertad, eventualmente con medidas cautelares. Su encarcelamiento se anticipaba improbable, estoy seguro que aún para ella. Siempre tan segura, siempre tan ufana, dispuesta en todo momento a dar la cara y a poner en claro que tiene muchas faldas, más que pantalones en el caso de algunos fugitivos.

Pasó Robles Berlanga una primera noche en prisión. Sabe Dios y quizá el juez cuántas más habrá de pasar en Santa Martha Acatitla. ¿Un sexenio acaso? Tal vez menos. ¿Seguirán otros políticos la ruta de Robles Berlanga? Es difícil, harto complejo predecirlo. Cero apuestas, aconseja la prudencia.

Lo cierto es que una vez más una figura política encumbrada enfrenta la desgracia carcelaria. No será seguramente la última vez que esto ocurra. Si es la primera vez que una ex funcionaria de alto nivel cae al sótano de la historia durante el gobierno de la Cuarta Transformación.

“Un logro que no haya impunidad”, apuntó el abanderado supremo de la Cuarta Transformación. ¿Qué significa esta afirmación? ¿Trasunta el fallo supremo de la historia? ¿Y el debido proceso que se debe a todo acusado o sospechoso de un crimen, dónde queda?

Un hecho es claro, los antecedentes durante las presidencias previas a ésta que encabeza López Obrador, indican que en general han llevado a más de uno a prisión. ¿Tendríamos que admitir que el hombre de Macuspana es diferente, incluso en esto, como ha reiterado desde el Palacio Nacional? Sabe.

Un repaso indica en general que los políticos nunca olvidan y menos perdonan. De la Madrid Hurtado puso en prisión al extinto ingeniero Díaz Serrano. Fueron otros los motivos comparados con los que enfrenta Robles Berlanga. Díaz Serrano no sólo redujo los precios del petróleo en una polémica decisión que chocaba al presidente López Portillo, sino se perfilaba como un presidenciable sólido. Esto chocó más a De la Madrid Hurtado con los efectos conocidos.

Más tarde, Salinas de Gortari recurrió al expediente carcelario para deshacerse del rebelde Joaquín Hernández Galicia, la célebre Quina. Armas fueron el cebo que tramitó el pase a prisión para cobrar la afrenta del líder petrolero.

Ernesto Zedillo echó el guante a Raúl Salinas de Gortari, el famoso hermano incómodo. Se le acusó de asesinato y enriquecimiento inexplicable. Permaneció preso entre marzo de 1995 y 2005, cuando recuperó su libertad y sus millonarias cuentas bancarias.

Vicente Fox hizo del desafuero del entonces jefe del gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, una batalla política, que más bien blindó al hoy presidente.

Felipe Calderón estuvo más que concentrado en su combate al crimen organizado, en una estrategia militarista trágicamente fallida.

Y Peña Nieto sí metió a prisión a la célebre maestra Elba Esther Gordillo Morales, cuya fortuna y poder fueron sobradamente conocidas por los mexicanos. Tras un periodo en prisión, Gordillo Morales está de vuelta por sus fueros.

López Obrador, quien ha dicho repetidamente que la venganza no es su fuerte, dice ahora que “es un logro que no haya impunidad”. Rosario está en la picota. Es el hecho simple y llano. Fue su martes 13.

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@RobertoCienfue1