El Punto Critico

El primer lugar donde se aprende el poder arbitrario y vertical es en la familia,

afirmó la catedrática e Investigadora de cultura de género, Consuelo Meza Márquez.
La especialista indicó que en este núcleo es donde se enseña a los niños desde temprana edad la desigualdad, que a la postre genera violencia hacia la mujer.
"Donde se supone que es el espacio del amor, ternura, igualdad entre todos, donde todos podemos estar seguros y nos queremos de verdad, el niño y la niña desde chicos, desde antes de que distingan las diferencias del cuerpo aprenden que el papá es el que manda y la mamá es la que obedece", detalló.
Dijo que los niños mexicanos viven el primer escalón de la desigualdad de la violencia en sus propios hogares.
"Ahí es donde todos los seres humanos aprehendemos a aceptar un poder arbitrario, y luego ya estamos listos para salir a la sociedad, ya aceptamos el poder del patrón sobre el obrero, ya aceptamos el poder del cura, de los médicos sobre las mujeres que les dictan sobre su propio cuerpo", indicó.
Agregó que en México "hemos crecido y educado en sociedades que fomentan la violencia, porque cuando hablamos de arbitrariedades de género y de poder, hablamos de una violencia simbólica, que se ejerce a través de los símbolos".
"Aquí lo extraño no es que haya personas violentas, sino cómo es que algunas personas logran escapar de ese imaginario, vaciar ese conjunto de símbolos de todo esto que es la inequidad, violencia, desigualdad y lo llenan con otros símbolos, y uno de estas palabras es el amor, tal y como ha sido construido en esta sociedad", aseguró.
Afirmó que un amor que se basa en todos esos símbolos erróneos al final del día termina con problemas de violencia.
"Cuando la pareja se une reproduce todos esos mandatos culturales, el hombre es el que manda, no puede tener miedo, la mujer es sumisa, tierna, pasiva, dulce y empezamos a aprenderlo en la casa, luego en la escuela, libros, televisión, novelas, canciones, dichos, es lo que estamos aprendiendo", señaló.
La antropóloga y socióloga expuso que "cuando hablamos de la prevención de la violencia estamos refiriéndonos a un proceso reeducativo hacia la transversalidad de género".
"Es eso que se llama la transversalidad de género, que se incorpore la perspectiva de género en todas las actividades sustantivas que realiza la universidad", demandó.
Consideró que se debe enseñar "que el sexo es biológico, pero la construcción cultural que se hace alrededor de esas cuestiones biológicas es cultura y esta construcción genera inequidad".