y que no podrán ser evitadas: el hambre, la guerra, la peste y la muerte, posiblemente en ese orden consecutivo. Son los jinetes del Apocalipsis. El último de estos jinetes bíblicos es la muerte, fin de todas las cosas.
En el mundo, cada día que pasa, cada hora, cada minuto escuchamos con incredulidad, ya no digamos asombro, de los asesinatos, llámense ejecuciones, ajustes de cuentas, o el nuevo bebé: el terrorismo. La muerte se enseñorea constantemente bajo la forma de ataques suicidas, bombardeos con misiles antibalísticos, invasiones por mar, tierra y aire, guerras biológicas, etc.
El lunes 14 de mayo, se llevó a cabo la instalación oficial de la embajada norteamericana en Jerusalén. Así, el presidente Donald Trump está cumpliendo una promesa que hizo Estados Unidos a Israel hace más de 20 años, en 1995. En ese lapso, los estadounidenses fueron gobernados por Bill Clinton (1993-2001), George W. Bush (2001-2009) y Barack Obama (2009-2017), y el compromiso por medio del cual se reconocería a la ciudad santa como capital del Estado de Israel no se cumplió.
No fue sino hasta que arribó Trump al poder que inició los trámites para mudar la sede de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén y de esa forma considerar a la ciudad santa como la capital del Estado judío.
Obviamente las protestas no se hicieron esperar, habida cuenta que para los palestinos es un ultraje a su historia, a su religión, a su vida. Y por si fuera poco, este traslado de la misión diplomática coincide con la creación del Estado de Israel hace 70 años. Es un anuncio de que los próximos días serán de mucha tensión, especialmente en la frontera con la Franja de Gaza.
Pero ¿Por qué es tan importante Jerusalén en el mundo? Ninguna ciudad crea tanta polémica como Jerusalén.
El origen preciso del nombre hebreo es incierto y los académicos ofrecen distintas interpretaciones. Algunos afirman que procede de las palabras hebreas yeru, (casa) y shalem o shalom (paz), por lo que Jerusalén significaría literalmente «casa de la paz». El nombre árabe es Al-Quds, que significa lo sagrado, o Casa de lo Sagrado. Su origen se remonta al siglo 13 a.C. siendo capital de las tribus cananeas, y posteriormente del Reino de Israel.
Cuando se creó el Estado de Israel en 1948 la ONU aprobó la división de Palestina en dos partes: una judía y una árabe. Jerusalén no debía pertenecer a ninguna de las partes, sino que sería una región desmilitarizada y estaría bajo control internacional. Después de diez años, los habitantes de la ciudad deberían votar en un referéndum sobre su futuro.
Pero ese plan no contó con el beneplácito de muchos judíos y árabes. Tras darse a conocer la resolución de la ONU, aumentó significativamente la violencia entre judíos y árabes en Palestina. Tras la declaración de independencia de Israel el 14 de mayo de 1948, los Ejércitos de Jordania, Egipto, Siria, Irak y Líbano invadieron el recién proclamado Estado de Israel. Jerusalén, como resultado de la Guerra de la Independencia o Guerra Árabe-Israelí, se vio dividida y controlada en el Este por Jordania y en el Oeste, por Israel.
A lo largo de estos 70 años, Jerusalén ha sido, prácticamente, una zona de guerra, sometida y dividida entre judíos, cristianos y musulmanes.
Pero desde ayer, las acciones bélicas se recrudecieron. El Ejército israelí mató hoy martes al menos a 58 palestinos e hirió a más de mil personas en la represión de las protestas que se llevan a cabo en la frontera de Gaza con motivo de la Marcha del Retorno, que reclama el derecho de los refugiados a volver a sus hogares.
Según ha confirmado el portavoz del Ministerio de Salud palestino en Gaza, Ashraf al Qedra, el primer fallecido es Anas Qudieh, de 21 años, por una bala del Ejército israelí en el este de Jan Yunis, en el sur de la franja. El segundo fallecido tenía 29 años y también recibió un disparo de las fuerzas israelíes cuando se encontraba en el este de la localidad de Jabaliya, en el norte de Gaza, en las protestas, que han reunido a unas 10 mil personas en este pequeño territorio palestino.
Al menos 93 palestinos resultaron heridos de bala, unos 15 por metralla procedente de disparos, al menos 10 por inhalación de humos y unos 29 padecen golpes y contusiones.
Fuerzas israelíes, que habían advertido a la población de que no se acercaran a la línea divisoria, han lanzado gases lacrimógenos contra los manifestantes para evitar que se aproximen a la verja de seguridad. Los palestinos convocaron hoy a una manifestación llamada El Día de la Ira para condenar la decisión estadounidense.
Escuelas y universidades, bancos, tiendas e instituciones públicas han cerrado sus puertas y a primera hora de la mañana se quemaron algunos neumáticos en los principales cruces de la capital, donde apenas hay tráfico rodado. Camiones y autobuses se han desplazado a varios puntos de Gaza y otras ciudades para recoger a los vecinos y trasladarlos a las fronteras con Israel, donde hay convocadas marchas de protesta en el denominado Día de la Ira.
Al momento de escribir este texto las cifras hablan por sí solas. Según informaciones verificadas por la ONU, 58 personas murieron, entre ellas seis niños y un trabajador sanitario; y mil 360 personas resultaron heridas por bala, de las cuales 155 están en condición crítica y pueden morir en cualquier momento. El Ministerio de Salud palestino eleva la cifra total de muertos a 60 y a dos mil 700 la de heridos, la mitad de ellos de bala o metralla.