MÉXICO, 19 de marzo 2024 :::“Se puede decir que era un oasis aquí, y ahora... seco”, lamenta consternado el

pescador Agustín García, parado ante la desértica laguna de Zumpango, al Norte de Ciudad de México.

 La falta de agua en Zumpango es uno de los múltiples síntomas de la crisis hídrica que afecta al país, incluida la capital y sus suburbios, donde viven unas 20 millones de personas.

Dos torbellinos de polvo atraviesan lo que antes fue una gran laguna, donde yacen lanchas abandonadas.

García, de 55 años, se dice “devastado” por el panorama que ha dejado la sequía. Recuerda cuando podía pescar aquí kilos de mojarras y carpas.

“Tengo familiares que eran aquí pescadores, ya tuvieron que irse para el otro lado (Estados Unidos) a buscar ahí la mejor condición de vida”.

Una decena de bombas han sido instaladas en esa misma zona para extraer agua de pozos señalan los vecinos y otras fuentes oficiales.

“Que dejen un pozo para rellenar nuestra laguna”, súplica García. “No al robo del agua. El agua es nuestra”, está escrito en rojo en una pared muy cercana al desértico embalse.

Conagua, la autoridad responsable del tema, no ha respondido a solicitudes de información sobre dichos trabajos.

Según medios nacionales, en el lugar se están perforando nueve pozos de 300 metros de profundidad, que servirán para suministrar agua a Ciudad de México, donde la escasez se hace sentir desde principios de año.

“Es ironía que de este lado está totalmente seco, como desierto, y que del otro lado están haciendo pozos de agua. Si hay agua para llevar a otros lugares, ¿por qué no hay agua de este lado de la laguna?”, comentó la especialista en biodiversidad, Rosaura Álvarez, a medios nacionales.

¿Día cero?

Varios barrios de la capital viven fastidiados por constantes cortes de agua. Se ha multiplicado la entrega del líquido en camiones y algunos habitantes han instalado enormes tinacos o construyeron cisternas para almacenarla.

El año 2023 fue el más seco registrado en México desde 1941, con un déficit de lluvia de más de 20% “por debajo del promedio” registrado entre 1941 y 2020, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

La sequía disminuyó los niveles de las represas que alimentan al sistema Cutzamala, que aporta 25% del agua del Valle de México. El sistema se encuentra actualmente en un nivel crítico de 38% de su capacidad, contra 46% hace un año y un 70% de almacenamiento promedio, según cifras oficiales.

En noviembre se anunció un recorte en el suministro porque, de no hacerlo, hacia finales de junio el Cutzamala se quedaría sin agua.

En medio de la campaña hacia las elecciones generales del 2 de junio, opositores y algunos medios alertan sobre la próxima llegada del “día cero” en que la megaurbe se quedaría sin agua, algo que niegan las autoridades.

Además del cambio climático, la crisis de agua en la megalópolis es provocada por grandes fugas debido a tuberías obsoletas.

“En la Ciudad de México, la rápida urbanización y la gestión descuidada de nuestros recursos hídricos nos tienen en un punto crítico”, señala el académico Juan Manuel Núñez, de la Universidad Iberoamericana, en una nota que publicó en enero.

La temporada de lluvias inicia a finales de mayo y las temperaturas están por encima del promedio registrado habitualmente en esta época, bordeando los 30ºC.

Ya en 2022, Monterrey, ciudad con unos 5.4 millones de habitantes, vivió su crisis más severa de escasez de agua. La escasez obligó a los gobiernos estatal y federal a construir contrarreloj una nueva presa que se espera opere este año.