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La Iglesia subrayó que, las elecciones del pasado 4 de junio en cuatro Estados del país revelaron, por un lado, la pluralidad política que provoca que los cargos de elección popular se ganen ahora por estrechos márgenes en el porcentaje de votos, de tal manera que ningún candidato puede salir a declarar el triunfo rotundo.

Se ha dicho que el panorama electoral 2017 servirá de termómetro para el proceso de 2018 donde elegiremos al presidente de la República y se renovará la totalidad del Congreso de la Unión.

Si el panorama electoral de 2017 sirve de termómetro para el proceso de 2018, será la elección de la obtención del poder sin importar los medios que se utilicen, advirtió la Arquidiócesis de México. "Será la regresión al pasado más absolutista, empañado por el fantasma del fraude más escandaloso", señaló a través de su editorial de este domingo.

"Los resultados indican cómo las preferencias demuestran la necesidad de renovaciones auténticas para que la alternancia permite rectificar la vida democrática de México, que se enriquece por las opciones políticas".

Aseveró que las elecciones revelan profundos vicios arraigados de una democracia que se supone madura, pero que en los hechos condiciona la libertad, vencida por la manipulación.

Criticó que durante las campañas pudo observarse una pasarela de funcionarios de la administración pública entregando tarjetas, beneficios o emolumentos en especie que podrían ser flagrantes delitos electorales.

"Nuestra democracia se está convirtiendo en la competencia por el voto de los pobres y hambrientos, a quienes siempre se les ha regateado lo que en derecho les corresponde. En algunos casos, los apoyos de los diversos programas de desarrollo social, en tiempos de elecciones, quedan bajo la discrecionalidad y voluntad del secretario titular del ramo, impidiendo su agilización y reparto expedito, o bien forman parte de una caja chica para lograr la victoria en las urnas", dijo.