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En días pasados el presidente Enrique Peña Nieto, difundió, que en lo que va de su administración se han creado en México, más de 2 millones 800 mil empleos, cifra récord para un sexenio presidencial, en este indicador, que se mide desde hace unos 30 años.

        Pero más allá, de la probabilidad de alcanzar los 3 millones de empleos en cuatro años y medio, cifra superior a cualquiera de las alcanzadas por las administraciones anteriores en sus seis años completos, se trata del indicador económico más importante, porque realmente, refleja el bienestar de las familias mexicanas.

        Y es que de los 2 millones 839 mil empleos registrados, 2 millones 483 mil corresponden al trabajo formal, y 355 mil a eventuales, lo que resulta por demás, significativo, porque la formalidad trae consigo los beneficios de la seguridad social, con la que se cubren las necesidades sociales de salud, vejez y/o discapacidades.

        Además de que, en la informalidad, contrario a la formalidad, se requieren más horas trabajadas, por menos ingresos mensuales.

        Los buenos datos de empleo son la muestra más clara, de que México avanza, ya lo dijo el presidente Peña Nieto, pero avanza, porque la formalización, independientemente de que se trate de nuevos empleos o de la regularización de los ya existentes, se traduce en ingresos seguros, que impulsan a la par, el crecimiento del crédito al consumo; es decir, que si el empleo formal crece, lo hace también la economía nacional, y con ello, ganamos todos.

        Sin duda, sí son datos para celebrar, pues en el contexto internacional, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), ha señalado en sus estadísticas recientes, que mientras los países europeos, mantienen una tasa de desempleo de 18.9 por ciento y Estados Unidos de 8.8 por ciento, siendo los jóvenes el sector más afectado, en nuestro país el desempleo entre los jóvenes, incluso bajó 0.4 puntos porcentuales, respecto al mes anterior.

Frente a este contexto, no podemos perder de vista que la crisis financiera global, ha sido un factor determinante para el desempleo, por lo que el mérito de México, es aún mayor, y esto hay que reconocerlo. Las buenas políticas implementadas por el gobierno, tanto en materia económica, impulsando las inversiones nacionales y extranjeras, así como la eficacia con que han logrado el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Secretaría del Trabajo, trasladar a la formalidad a millones de mexicanos que hoy gozan de las prestaciones que la seguridad social representa, son acciones dignas de reconocimiento.

Y nuestro Estado de México, en la administración del gobernador Eruviel Ávila Villegas, tuvo un impulso al trabajo en absoluta sintonía con el gobierno Federal, por el que al cierre del sexenio, nos arroja 295 mil 113 empleos generados.