Picotazo político 12 de octubre

picotazo politico

Ricardo Anaya ya da flojera, y debería ser un tema menor en la jerga política por lo burdo de sus ambiciones, la cuestión es que representa a un partido que ya ocupó la presidencia de la República, que tiene un peso cameral importante, que lleva en las alforjas a varios gobernadores, que sus activos políticos llenan plazas como en las regiones centro y norte del país, vamos, el PAN es tan necesario para los equilibrios,

que dejarlo en manos de un rupestre presidente los está llevando a  el abismo, y no se tiene que coincidir con Margarita Zavala, a quien, lo hemos dicho en varias ocasiones, más le valdría comenzar a aclarar posiciones frente al sello del calderonato, Margarita tiene peso propio, es cierto, su carrera es manufactura propia, pero el maridaje con el ex presidente Calderón merece que se tome el tiempo para mostrar líneas críticas sobre lo que a Calderón se le achaca tras su paso por Los Pinos, elementalmente el tema de los cien mil muertos y la guerra en contra de los narcos.

En fin, Ricardo Anaya ya sentenció a su partido, poco habrá de convencer si la terquedad de su guion continua, solo renunciando a las aspiraciones presidenciales y dejando el lugar a otro frentista podría aliviar la desconfianza que ha sembrado.

Todo indica que no será así, en su ADN no encontramos más que ambición pura, tan comprobable debido a la estela de traiciones con las que ha llevado su corta carrera. Así pues, Ricardo Anaya miente cuando acusa a Margarita de ser comparsa del PRI, el auténtico sepulturero del PAN se llama Ricardo Anaya... un personaje que pudo haber sido la estrella de la democracia pero que se cegó, perdió el olfato y ha arrastrado a un dizque movimiento serio por hacerle frente a el poder de Los Pinos.

Demasiado joven para volverse loco. Demasiado mentiroso si cree que alguien le compra eso de que el presidente Peña es tan maquiavélico como para mover los hilos de la pareja Calderón Zavala e impulsar a su tapado José Antonio Meade. Como dirían las abuelas: " ¡Ay que Ricardito, tan chiquito y mentiroso!".