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La crisis en Nicaragua amenaza con atizarse, ya que el presidente Daniel Ortega podría aceptar comicios anticipados, pero sin dejar el poder, que es la principal

demanda de las protestas, y sigue sin responder el llamado de los obispos a reflexionar, mientras continúa la represión.

Ortega se rehúsa a abandonar el cargo a pesar de los crecientes llamados a su renuncia en las protestas que iniciaron el 18 de abril pasado y se han extendido exigiendo su salida por la violenta represión contra las manifestaciones, que hasta el momento ha dejado más de 140 muertos y miles de heridos.

El líder del Movimiento Campesino Anticanal, Medardo Mairena, aseguró que la embajada de Estados Unidos en Nicaragua le informó que Ortega dijo a un funcionario estadunidense que aceptaría la celebración de elecciones adelantadas, pero no renunciará a la Presidencia.

Refirió que Ortega se reunió con Caleb McCarry, enviado por el senador republicano de Tennessee, Bob Corker, sin precisar la fecha en que ocurrió, y afirmó que la información le fue transmitida en un encuentro privado con la embajadora estadunidense en Managua, Laura Dogu.

Mairena, quien comunicó lo anterior en un audio enviado a los campesinos que están en los tranques (bloqueos) en todo el país, forma parte de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia que participaba en el diálogo con el gobierno, mediado por los obispos, el cual fue suspendido el 31 de mayo pasado.

El líder campesino pidió a los pobladores que están en los tranques que resistan, “Ortega está proponiendo adelantar elecciones, eso significa que lo tenemos loco con los tranques, lo tenemos acorralado con la presión que hay. El fin de Ortega está cerca”, puntualizó.

Reiteró que los campesinos no confían en Ortega, quieren su dimisión y que luego se convoque a elecciones. “Lo queremos fuera. No podemos seguir esperando que él siga gobernando porque nos están matando”, agregó.

Este martes está en curso un operativo armado contra tranques, la policía y parapolicía están en varios puntos de Managua quitándolos, en especial en la zona oriental de la ciudad, donde se reportan enfrentamientos, sin que por el momento se tenga registro de posibles víctimas en el lugar.

Sin embargo, en la nueva jornada de violencia y represión en el país, ya se han reportado al menos cinco muertos en ataques de grupos orteguistas en Carazo, Jinotega, Siuna y Managua, mientras que León vive un paro de 24 horas, convocado la víspera por empresarios y distintas organizaciones de la sociedad civil.

El aumento de la violencia y de las víctimas llevó a la Conferencia Episcopal Nicaragüense (CEN) a mediar en un Diálogo Nacional con el gobierno y la sociedad civil para hallar una salida pacífica a la crisis, pero lo suspendió el 31 de mayo pasado tras la fuerte represión a la marcha de las madres.

Los obispos se reunieron con Ortega el pasado jueves para analizar el futuro del diálogo, le transmitieron al presidente “la angustia que sufre el pueblo de Nicaragua” y le urgieron a elaborar una “hoja de ruta” hacia la democratización del país, a lo cual el mandatario les pidió dos días para reflexionar.

El plazo de 48 horas solicitado por Ortega concluyó el pasado sábado y hasta el momento no se ha pronunciado al respecto, por lo que la CEN informó que convocará a una asamblea para clausurar el Diálogo Nacional “ante la irresponsabilidad de quienes gobiernan”.

“La respuesta que hemos recibido es más violencia, creo que (Ortega) ha respondido con hechos. Nefasta respuesta está dando, respuesta irresponsable. La crisis se está ahondando más y más”, dijo el secretario de la CEN, Abelardo Mata, en declaraciones al diario local La Prensa.

La Iglesia Católica en sus diferentes parroquias del país denuncia que está siendo amenazada y atacada por grupos de choque, y en algunos casos asediada por la Policía, pero aseveró que “seguimos orando y pidiendo que cese todo acto de violencia en nuestro país y pidiendo por la paz en Nicaragua”.