Aquel que decía que era del pueblo y que ya no se pertenecía, vive amurallado en un Palacio Virreynal. “Pero habrá que

señalar que un hombre malo es capaz de quemar su propia Nación hasta los cimientos para poder gobernar sobre sus cenizas”. Así lo señalaba Sun tzu hace cerca de dos mil quinientos años. No se trata de lanzar culpas al aire, pero el país está incendiado por donde se le quiera ver.

Y está incendiado porque los hombres y mujeres de este país lo hemos permitido. Y vaya que estamos protagonizando una brutal etapa de maldad en los registros de la historia reciente que nos tiene que obligar a reflexionar si vamos por el camino correcto, o bien tengamos que rectificar, pero aunque no lo quiera aceptar el inquilino de Palacio, este pueblo tiene memoria, y sabe diferenciar lo que es un mal gobierno, pese al otorgamiento de dádivas disfrazadas de programas sociales.

Pero también habrá que señalar que para aquellos a los que les gustan las citas del registro de sabios universales, habremos de insistir en que sin lugar a dudas, el miedo de perder es mucho. Es más, lo que está en juego es la pérdida de la libertad de algunos que con sus excesos se han mostrado y demostrado como viles asaltantes, comenzando por los amigos de los hijos del presidente de la Republica.

Si en este país la ley es real, tanto los hijos del Presidente como los amigos con los que han hecho negocios con el afamado Tren Maya, debieran estar tras las rejas. Nunca antes tuvimos un gobierno tan delincuencial como el que ha encabezado Andrés Manuel López Obrador, quien ha hecho de las leyes un papalote porque como siempre señala, él está por encima de la ley ya que es el presidente de la Republica.

Pero si de algo puede tener la seguridad el inquilino de Palacio nacional, es que una vez que termine su sexenio, tanto él como sus hijos tendrán que verse ante la justicia de este país. La corrupción ha sido endémica en el sistema político mexicano, y aquel que se preciaba de ser incorruptible, ha sido el mayor ladrón y asaltante de las arcas públicas que hemos tenido y mantenido durante más de cinco años.

La totalidad de los mexicanos, que azorados hemos observado la manera tan vil y y tan cínica, con que ahora se conduce aquel que durante muchos años pregonó que era el paladín de la defensa de los bienes públicos, por desgracia nos engañó, y cuya principal labor ha sido la propia destrucción de las instituciones que durante mucho tiempo hemos construido para la defensa de la Republica. Mexico no merece un destino así, y ese pueblo tan noble tampoco, y habremos de luchar no tan solo por la Patria, sino por los mexicanos todos. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.