Singladura

La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) asestó la víspera un nuevo golpe a los mexicanos usuarios de préstamos en prácticamente todas sus

modalidades. De paso, y sin proponérselo claro, acható otro poquito la roma campaña por la presidencia de José Antonio Meade, que de por sí ya está cuesta arriba, tanto que, contrario a la disciplina económica que se le conoció al frente de las finanzas públicas nacionales, anunció el mismo día un alza salarial para todos los maestros del país, si lo ayudan a llegar a Los Pinos. Pácatelas.
Conforme el anuncio del ente emisor, la Tasa de Interés Interbancaria a un día subió 25 puntos base para colocarse en 7.50 por ciento. Este ajuste ubica la tasa objetivo en su nivel más alto desde 2009.
La medida del banco central derivó de los altos niveles de inflación, el peor azote económico de un país, desbordado en México desde el cierre de 2017 como consecuencia del incremento de precios en los combustibles –dicen- pero en realidad en prácticamente todos los bienes y servicios del país. Hable por ejemplo con cualquier consumidor y le dirá casi invariablemente que “todo se ha encarecido en México”. Ni abordar el tema con las amas de casa del país. En el mejor de los casos, éstas exigirán mayor gasto y en el peor puede incluso que le suelten un acre comentario. No se arriesgue.
El incremento de la tasa base, justifican quienes saben bien de esto, es “anclar” –asi dicen- las expectativas de inflación para fortalecer una tendencia a la baja. ¿A la baja? Mmmh. Otra vez mejor ni interrogar a las amas de casa. No se arriesgue a que le den un rosario de ajos y cebollas al mismo tiempo.
Pobre Alejandro Díaz de León, el gobernador del Banxico. Tuvo que ponerle el cascabel al gato, la segunda vez desde que lo nombraron al frente del ente emisor.
La Junta de Gobierno del Banxico admitió, tras la medida, que el escenario del indicador está amarrado a riesgos, entre ellos que el presidente Trump descontinue el Tratado de Libre Comercio con su país., México y Canadá. Hay otros, por supuesto. El peso podría seguir cuesta abajo en su rodada. Otro riesgo es de índole electoral, dicen los que saben.
Preocupa, claro, que se encarezcan los préstamos, en primer lugar los que se otorgan a través de las tarjetas de crédito, un refugio peligroso pero muchas veces imprescindible para muchos mexicanos que en circunstancias extremas recurren al “poder de su firma” para resolver lo urgente, así con ello ahonden los huecos de sus faltriqueras exiguas.
Vienen luego los préstamos hipotecarios, los créditos personales, los nominativos y automotrices, cuando menos. Cuidado con las tasas variables, que son todavía peores.
Así han de ver el panorama los expertos del Banco de México, y conste, no es que nos guste solazarnos con el desastre, aun y cuando nos digan que vamos por buen camino y que sólo nos falta otro apretoncito para ahora sí, como por arte de magia, ver las bondades del modelo económico instaurado ya muy pronto hará 40 años. Ajá.
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