Para el gobierno Federal fue un alivio ver cerrado el bochornoso capítulo protagonizado por un fiscal general de la República, 

Alejandro Gertz Manero, convertido en la piedra en el zapato del presidente, por haber dejado en entredicho a una institución clave del Estado, pero también por contradecir muchos de los principios transformadores del actual gobierno.

El 28 de marzo pasado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación no solo dejó claro que en México debe imperar la justicia por sobre el abuso del poder, sino que además que tanto el funcionario como la fiscal general de la CDMX, Ernestina Godoy, violaron la Constitución y los derechos humanos de dos mujeres, manipularon la ley, ignoraron pruebas, alteraron el debido proceso y mantuvieron presa a una mujer y amenazada a otra más durante 528 días por un delito inexistente.

Pero la pregunta que flota en el aire es si con el fallo unánime de los ministros de la corte y el ‘usted disculpe” a Laura Morán y Alejandra Cuevas, las cosas se quedan ahí, como si los fiscales hubiesen protagonizado una travesura infantil y no el uso faccioso del cargo que ostentan para perseguir adversarios personales, extralimitando sus funciones.

Evidentemente, todas estas conductas ilegales y abusivas deberían tener consecuencias legales, para lo cual se requiere una denuncia penal y otra por violación a los derechos humanos de las víctimas. Pero ni la corte se pronunció al respecto, ni al gobierno le conviene pisar esos terrenos que lo desacreditarían aún más, porque implicaría aceptar que fue un error proponer a Gertz Manero como fiscal que, dicho sea de paso, no ha dado los resultados esperados.

Todo apunta a que el descrédito público que de por sí venía arrastrando el titular de la FGR por los frentes abiertos en el Conacyt, la Universidad de las Américas y contra el ex consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, será la única sentencia que enfrente este funcionario que, difícilmente se levantará de tan demoledora derrota ante el máximo tribunal de la Nación.

Y pese a todo, la sentencia de la corte enfría la crisis y, aparentemente, da carpetazo a todos los temas pendientes en la agenda negra del fiscal. Con la presión liberada, ahora el Presidente esperará un mejor momento para sacarlo de la mira, obviamente, después de realizada la consulta de Revocación de mandato.

Ni con todas sus influencias o el respaldo presidencial, Alejandro Gertz Manero podrá quitarse el tache de la frente, una marca que le recordará que tenía un compromiso con la ley, que no honró; que abusó del poder como en los tiempos de los regímenes priistas, que lo ponen muy lejos del modelo de funcionario público que aspiramos a tener.

Así que, una vez más, en México nos quedamos con el “usted disculpe”.

Paco Ramírez 

@ramirezpaco