Lo más criticado y por lo que se recuerda a Antonio López de Santa Anna, es por sus excesos tiránicos y por haber entregado parte del territorio nacional.

Cuando el tamaño del territorio nacional, según referencias simplistas presentes en el inconsciente colectivo, es que fue con él con quien perdimos el territorio de Texas y California, el tema se ha desgastado tanto que hay quienes se quedan con la sola referencia de que en ése período de la guerra con Estados Unidos, perdimos el territorio de Texas y si acaso, mencionan el de California, pero la verdad es otra.

Perdimos California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma.

En kilómetros cuadrados perdimos: 286 351 km² de Nevada, 219 887 km² de Utah, 269 600 km² de Colorado, 423 970 km² de California, 695 621 km² de Texas, 295 000 km² de Arizona y 314 915 km² de Nuevo México, en total 2 505 344 kilómetros cuadrados. Además de parte no completos parte de los estados de: 253 336 km² de Wyoming, 213 096 km2 de Kansas, y 181 035 km² de Oklahoma, lo que hace un total de 3 152 811 kilómetros y México se quedó solo con: 1 964 375 km², si consideramos que la Nueva España abarcaba hasta la frontera con Panamá, Cuba, Puerto Rico, las Antillas, la Española hoy república Dominicana y Haití, todo era parte de la Nueva España, el desmembramiento fue mayor y el mérito de Hidalgo mayor aún, para la dimensión del territorio, pero a veces lo olvidamos. Todo eso se le atribuye, su pérdida, con mucho de cierto a Santa Anna, el presidente de la Primera T – la primer tiranía – el haber dejado perder el territorio nacional reduciéndose a poco menos de la mitad.

Saltándonos las dos tiranías más, la segunda 2T de Porfirio Díaz y la tercera tiranía 3T de Victoriano Huerta, todo apunta que la cuarta tiranía 4T ha dejado perder todo el territorio nacional a manos de la delincuencia organizada, con el pretexto de abrazos no balazos, permitiendo paulatinamente empoderar a los jefes de plaza y conteniendo, amarrando al ejército y a las Fuerzas Armadas, por cierto, que dócilmente se han dejado, consintiendo ordenes que atentan contra los artículos 1 y 4 del Reglamento General de Deberes Militares, que contiene principios útiles, para garantizar la eficiencia y razonamiento de las órdenes militares, todo con el pretexto de que se delinque porque se es pobre, según Hugo Chávez – cuando dijo – que si fuera pobre sería delincuente y lo cumplió.

Hoy nadie se atreve a decirle al usuario del museo de Palacio Nacional, que su gobierno está en riesgo de pasar a la historia sí, como la 4T, la cuarta tiranía, todo lo contrario a su aspiración de pasar a la historia, al lado de los grandes transformadores de la Patria.

Andrés Manuel López Obrador ha desperdiciado su oportunidad histórica de oro, ningún presidente en la historia de México, ha llegado con tanta legitimidad, con una mayoría tan aplastante, logró lo que ninguno, unir a la mayoría en torno a su candidatura, pero para qué, si no ha sabido escuchar a los mejores talentos que le pudieran rodear, su arrogancia y vanidad le han impedido escuchar a los que más saben o que más preparados están y que hay muchos y en todas las corrientes ideológicas, pero no sabe escuchar, no acepta la crítica, ni le importa, las renuncias de valiosos mexicanos y el alejamiento de otros lo prueban, pudiendo convocar de todos los partidos, se la ha olvidado que la grandeza de los héroes que admira, Juárez el principal, se fincó en el equipo de grandes seres humanos que le rodearon, los grandes hombres, lo son, porque se suben a los hombros de gigantes. Solo un tirano, no acepta errores, ni permite cuestionamientos, se siente Dios, triste verdad para su familia, para él y para la Patria. Su ignorancia y poca inteligencia administrativa, contrasta con su perversidad y genialidad política, si en la última mitad de su sexenio es incapaz de corregir, de volverse perceptivo y actuar en consecuencia, si no entiende que su responsabilidad está en servir a la Patria y no cuidar su imagen personal, que privilegie servirle a México, en vez de cuidar su popularidad y simpatía, así, no podrá cambiar la percepción de la 4T la cuarta tiranía, ni que entregó el país completo al caos, a la violencia y a la delincuencia. Si no entiende que aquellos a los que llama sus adversarios, son mexicanos que les preocupa el país y no el poder como a él, porque los acusa de lo que está enfermo, mientras siga paranoico con esa obsesión no podrá gobernar juiciosamente.

Mientras sus complejos y resentimientos lo sigan dominando, será incapaz de rodearse de las mejores mujeres y hombres de México, porque quiere siervos no talentos, le asusta que sean mejores que él, los desprecia, se cree un Dios y nadie, pero nadie ni su mujer ni nadie ya, le puede decir nada. Pobre México.

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