“Sí fracaso; seré el último ”. Franklin D. Roosevelt.

Primer acto: El berrinche.
Donald Trump deja la Casa Blanca a las 8:18 de la mañana, acompañado de su amada esposa Melania. Se va con el coraje, el rencor que produce la derrota cuando no se es un demócrata verdadero. La derrota electoral siempre pone a prueba la vocación democrática de los perdedores y Donald ha demostrado su pésima calidad democrática.

Aparenta firmeza pero va cargando muchos fracasos que lo marcarán para toda la vida, no sólo pierde la elección sino que pierde en sus intentos por manipular a funcionarios electorales, manejar un permanente discurso de mentiras e inexactitudes sobre un fraude que nunca pudo demostrar y, para terminar, un intento grave, peligroso y violento por impedir la sesión del colegio electoral en el congreso; así con esos tropiezos camina hacia el helicóptero que libera a la Casa Blanca de un intento de tirano. Va con paso de plomo, venta por la puerta de atrás, horas antes de la ceremonia; más que despedida parece huida, y sí, huye, sale con un proceso de juicio político a sus espaldas y el resultado,

Se va con el berrinche atorado, el enojo que desencaja el rostro, la arrogancia que endurece la cerviz, y para colmo de sus male, sin su herramienta preferida: su cuenta de Twitter. Peor no le podía ir.

También se van con él la política xenofóbica, racista, divisionista y de supremacía blanca. Se van demoliendo los tramos del muro fronterizo que fue su dogma, su política de aldea que negó los acuerdos de París, fustigó a la OMS, amenazó a China. Se va el proteccionismo comercial, industrial y económico, un proteccionismo que aisló a su país y, junto con la pandemia, fue una variable más para la crisis económica por la que atraviesan los norteamericanos.

Después de un discurso de loas y promesas de su futuro regreso sorpresivo, se encamina hacia su último vuelo presidencial. Y con música de “Village People” interpretando YMCA por fin aborda el “air force one” para volar hacia Miami. Volverá, seguro, un juicio lo espera en Washington.

Cosa curiosa de la administración de Donald, en su último acto oficial, mientras el avión toma pista y eleva el vuelo, en el sonido ambiental se escucha la voz aterciopelada de Frank Sinatra cantando “My Way”. Bueno, los supremacistas tienen su corazón y también lloran. La cursileria supremacista se abre paso.

Segundo acto: viene la esperanza.

A las 10:30 arriban al Capitolio Joe Biden y Kamala Harris, los líderes republicanos del senado y diputados los reciben en las escalinatas del recinto legislativo.

Biden lleva un paso tranquilo, como queriendo disfrutar cada instante, se ve paciente o eso trata de comunicar. Kamala siempre un paso atrás, no por sumisión o falsa modestia sino respetando el protocolo de investidura de darle su lugar al futuro presidente.

Y como para darle sabor al evento de investidura, se reporta una amenaza de bomba en la sede de la Corte Suprema a unos metros del Capitolio. Los cuerpos de seguridad confirmaman que es una falsa alarma y todo sigue conforme a lo programado.

Los Obama siguen siendo los personajes más reconocidos, se oyen los gritos de apoyo del público y los aplausos son manifiestos, caso distinto a la presentación de los Bush, no fueron repudiados, ya que su presencia demuestra una alta cortesía de parte de los republicanos pero no recibieron aplausos. Los Clinton también son recibidos con aplausos y algunas expresiones de reconocimiento pero nada comparado a los que les brindaron a Michell y Barack.

De repente se presenta el personaje que encarna la defensa de la Constitución, la democracia y sus instituciones, el vicepresidente Mike Pence. Sin duda hay un elevado reconocimiento a su conducta institucional y la resistencia que demostró ante las presiones de Donald para evitar que se realice la sesión de resolución ejecutiva de la elección de Biden.

Kamala y su litigante esposo hacen acto de presencia en el balcón desde donde se realiza el juramento constitucional. Sí, va feliz, y no es para menos, llegar a ese sitio era prácticamente imposible. Kamala entra a la historia como la primera vicepresidenta mujer y afroamericana, seguramente una nueva era para las mujeres se abre a partir de hoy.

Por fin sale Joe Biden tomado de la mano de su esposa, la profesora Jill Biden. Es su momento, su tiempo, su día y no lo va a desperdiciar. La pareja se ve con un síntoma de cansancio, quizá una falta de entusiasmo, la edad de ambos, los costos de la vida se aprecian y se hacen valer.

Después de unos segundos para la parafernalia y la extravagancia, Lady Gaga se presenta con un vestido que abarca todo el pasillo principal para entonar el himno de su nación.

Se procede a los juramentos de rigor sin nada nuevo, tradicionales, formales y estrictos.

Tercer acto: manos a la obra.

Biden hace uso de la palabra, sin lugares comunes, sin promesas vacías. Con un propósito firme, serio, de compromiso absoluto: trabajar por la unidad y la reconciliación nacional.

También aprovecha el podium para atacar a su sucesor, dijo: “la voluntad del pueblo se hizo realidad. La democracia ha sido escuchada, preciada, y ha triunfado ”.

Invocó los costos del Covid19 en los Estados Unidos de Norteamérica: “Las pérdidas de la pandemia han generado más muertos que la segunda Guerra mundial, desempleo y crisis…”

Mensajes directos al corazón de Trump: “Debemos enfrentar y vencer a los supremacistas y el racismo. Debemos defender la unidad ”.

Mensaje al pueblo norteamericano: “En el va mi alma entera: En unir a nuestra nación. Pido a todos que se sumen en esta causa. Sumar fuerzas. Bajar la temperatura. Sin unidad no hay nación ”.

"Seré un presidente para todos los estadounidenses y lucharé por los que no me apoyaron".

Sí, lo demostró, Biden tiene los números, los datos duros de la división que vive la sociedad.

La unidad nacional y la reconciliación son su eje rector del discurso. Tarea difícil ya que él mismo la calificó como una “Guerra Civil”.

También demostró su consciencia sobre la pandemia y sus consecuencias. Y remarcó la necesitada de change el rumbo de la política exterior.

Epílogo.

México debe poner atención a las nuevas notas de la política del gobierno de Biden, no vaya a ser que al inquilino del National Palace se le atoren los dedos en la Puerta Mariana.
20 de enero de 2021.

Director General de GIS, Generamos Ideas y Soluciones. Consultoría Política y Comunicación Social.
Ex Director del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político de la CDMX.