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El juego aéreo es lo que más deberá cuidar la selección de México de cara al partido de vuelta del repechaje hacia la Copa del Mundo Brasil 2014, ya que fue la principal arma en aquel juego en el que los “All Whites” golearon 4-0 al Tri, hace más de 30 años, advirtió el ex futbolista Sergio Lira.

“Fue un viaje bastante largo hasta Nueva Zelanda, un equipo del cual no conocíamos nada, llegamos a ciegas”, recordó Lira, quien formó parte de la selección para dicho encuentro.

“Ahora ya conocen al rival, pero a nosotros se nos complicó mucho, era un equipo bastante alto y en el juego aéreo se nos dificultó bastante, no pudimos hacer nada, pero nos sirvió mucho porque después fuimos a Sidney a jugar contra Australia y se sacó mejor resultado”, dijo.

Entrevistado vía telefónica, el ex delantero de equipos como Tampico Madero, Tigres de la UANL y Puebla dejó en claro que más allá de que los de Oceanía fueron muy vulnerables en el estadio Azteca, los balones por arriba se les pueden complicar mucho a los pupilos de Miguel Herrera.

“El peligro será el juego aéreo, les deben cuidar de no hacer faltas cerca del área, evitar tiros de esquina, pero sobre la marca debe ser buena para que no hagan daño”, estableció.

Recordó que en aquella gira del equipo nacional estaba listo para celebrar su cumpleaños número 23, sin embargo, no lo pudo hacer, ya que debido a la diferencia de horarios, arribó a suelo de Oceanía el día 25 de agosto, un día después de su onomástico.

“Fuimos a Los Angeles, me parece que fue contra el Corinthians, luego salimos a las seis de la tarde, recuerdo bien porque mi cumpleaños es el 24 de agosto, salimos el 23 y yo esperaba llegar al otro día a festejar mi cumpleaños”.

Sin embargo, “desgraciadamente o afortunadamente, como lo quieras ver, llegamos hasta el 25 a las 9 de la mañana, en el vuelo se perdió el día 24, es decir, ese año no cumplí”, rememoró entre risas.

Recordó que, al igual que ahora, la atención por el partido, que se celebró en Auckland, era muy poca por parte de la gente de Nueva Zelanda, “el estadio no estaba lleno, un estadio chiquito, con un frío endemoniado que calaba a los huesos, pero a la gente no le importaba mucho el partido”.