La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), anunció que el reciente torneo de Ráquetbol fue complicado, debido a que las 33 jugadoras que reunió el evento, llegaron con las mismas ansias y deseo de competir, pero la motivación de Paola Longoria, al final fue la clave para hacerse del campeonato, fue seguir manteniéndose como la número uno de la disciplina.

“Estoy feliz. Después de nueve meses que no competía, siempre va a ser una motivación regresar a cancha, sí tenía nervios, porque no sabía si iba a regresar en buen nivel competitivo como el que traía antes de la pandemia, ya que mi último torneo fue en marzo, pero todo salió super bien; estuve entrenando, quizá no con la misma intensidad, pero en cuanto a las posibilidades, seguí manteniéndome en forma y busqué incrementar más el entrenamiento en cancha estos meses que estuve fuera.
“Fue un torneo complicado, todas las jugadoras llegaron con la adrenalina de competir, pero gracias a Dios logré el título 106, aunque era complicado mantener la motivación y la preparación al 100 por ciento por la situación del covid-19. Cuando dieron luz verde para el torneo, busqué llegar en las mejores condiciones, siempre con la motivación de seguir como la número uno, sacar la mejor versión mí y salir adelante ante las adversidades. Creo que llegó en un momento importante para cerrar el año con actividad y con motivación para el siguiente”, dijo.
“Estaba demasiado emocionada, parecía que era mi primer torneo cuando recién empezaba a jugar”, dijo la raquetbolista, además, detalló sobre el manejo de las emociones, el cual, fue fundamental conforme fue avanzando de ronda, ya que fue de menos a más, pues el hecho de llegar como la favorita, es decir, la jugadora a vencer, implica mayor presión, pero también significó para ella, “una motivación extra”, esto en cualquier torneo.
Longoria se hizo del título en la modalidad pro singles y aunque la historia no se repitió en dobles, junto a Samanta Salas Solís, donde cayeron en el tercer set ante la pareja argentina, la potosina destacó el trabajo en pareja, y aseguró que habrá cosas que mejorar, pues la falta de ritmo y entrenamiento en conjunto fue un factor que les jugo en contra, aunado a que su compañera, venía de una operación en el hombro.
“La final, se pudo cerrar en dos sets, no había necesidad de habernos ido al tercero; el partido de semifinal contra Alexandra y Monserrat, para mí, era la final adelantada, sin menospreciar al otro equipo, pero siento que nos confiamos un poco en ese partido, pero de la derrota uno siempre saca aprendizaje y también recalcar que Samantha, venía de una cirugía de menos de tres meses, es una jugadora super aguerrida y entregada, pero no traíamos el mejor ritmo, no habíamos entrenado juntas por cuestiones de la pandemia, fue una final cerrada y las otras jugadoras aprovecharon que no estábamos tan coordinadas en el último set”, detalló.
Aumentan las mexicanas en la LPRT
Además de Paola Longoria y Samantha Salas, en esta edición del LPRT, también se dieron cita otras mexicanas que continúan fortaleciendo su camino dentro del raquetbol, como Monserrat Mejía, Alexandra Herrera, Jessica Parrilla, Nancy Enríquez, Lucia González, Erin Rivera y Daniela Rico, un hecho que llena de orgullo a la potosina, pues es muestra de que en nuestro país hay mucho talento en la disciplina.
“Es increíble ver a más mexicanas en el Tour y jugar para mí siempre va a ser una motivación, ese era el objetivo cuando recién pude lograr mi primer año como número uno, demostrar que en México también hay talento y que ahora ya más mexicanas juegan el Tour; siempre he tenido una buena amistad con ellas, fuera de las canchas somos amigas y también extrañábamos ese ambiente de competencia, fue bueno volver a verlas a todas, adentro de las canchas es competencia, son mis rivales, pero también es bonito vivir esa rivalidad”, puntualizó.