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Amigos, hoy los saludo al compás de la famosa y nostálgica melodía de “Las Golondrinas”, ya que en el marco de la 9ª corrida en La Plaza México, se despidió de la afición capitalina el matador Rafael Ortega.

El pasado domingo 15 de diciembre, ante una baja entrada y con tiempo apacible, realizaron el paseíllo, el tlaxcalteca Rafael Ortega, el jerezano Juan José Padilla y el novel Salvador López, para lidiar un encierro de la ganadería de Los Cués que, con excepción del cuarto, fueron mansos, sosos, agarrados al piso y no acudieron al caballo, ni recargaron. Esto nos habla de la mansedumbre y falta de fuerza de los astados, por lo que se dice que “los toros no tienen palabra de honor”.

Tras el desfile de las cuadrillas, los toreros saludaron a la afición que los recibió cariñosamente y les sonó una fuerte ovación, éste fue el inicio de una emotiva tarde que tuvo momentos inolvidables.

La confirmación de alternativa de Chava López, fue otorgada por parte de su padrino, Rafael Ortega. Al finalizar dicha ceremonia, el testigo J. J. Padilla le dio un efusivo y amistoso abrazo para darle la bienvenida al mundo de los matadores. Pese a su voluntad y disposición, el toro SECRETO # 87 con 517Kg., no se prestó para el lucimiento y menos para el triunfo que el diestro anhelaba pero pasará a la historia por ser el toro de su confirmación.

Otro detalle emotivo en esta corrida fueron los brindis que le hicieron tanto el confirmante como el Jerezano, al gran torero Juan Luis Sílis, que de no haber sufrido el grave percance que le produjo un burel de José Julián Llaguno el pasado 13 de octubre en la plaza Vicente Segura en Pachuca, Hgo. y del que milagrosamente está vivo, habría sido quien confirmara esa tarde.

Con el cuarto de la tarde de nombre FERRUCO, No 90 con 484 Kg., Rafael Ortega se despidió del público capitalino. Estuvo siempre en torero, aprovechando cabalmente las cualidades del morito al que le realizó lances suaves y templados, un quite por chicuelinas, lo banderilleó con lucimiento y exposición, logró tandas ligadas y templadas que calaron fuertemente en el ánimo de la afición, sobre todo al escuchar las notas de Las Golondrinas. El torero emocionado hizo que la plaza vibrara igual que él, se tiró a matar por derecho dejando una estocada hasta el pomo, que hizo rodar al toro sin puntilla. El juez otorgó las dos orejas y el rabo, que al ser entregadas al de Tlaxcala, con honradez devolvió el rabo, dando dos vueltas al ruedo en medio de fuertes palmas que como adiós y reconocimiento a su esfuerzo y trayectoria le tributó el público asistente.

El Ciclón de Jerez”, Juan José Padilla, pese a la falta del ojo izquierdo, mostró su entrega sin límites haciéndole honor a la frase: “cuando los toros no embisten, les embiste el torero”. Es capaz de ponerse como carnada con tal de sacarle un pase al cornúpeta que tenga enfrente, a la hora de matar se va por derecho y sin trampas, dejó en su lote dos grandes estocadas, lo que le permitió cortar una oreja en su primero y dos en su segundo, cuando sólo debió ser una. Dio dos vueltas al ruedo en medio del cariño y la admiración del respetable que le gritaba. ¡Torero, torero!

LA PUNTILLA CRÍTICA: La incongruencia en el criterio de los jueces, en este caso Jesús Morales, abaratan los trofeos que se otorgan en La México, demeritando la categoría que debe tener la plaza más grande del mundo.

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