El próximo proceso electoral 2020-2021 será histórico, habrá elecciones federales en las que se elegirán a los 500 Diputados Federales, y cada una de las 32 entidades

 federativas también tendrán sus propios procesos electorales; en 15 de ellas, se deberán elegir Gobernadores; y en todas, se elegirán legisladores estatales.

Es un gran motivante para que la sociedad mexicana pueda reivindicar el camino, y buscar en el voto una segunda oportunidad de cambiar la situación general que tanto nos aqueja ahora; que nos ha traído incertidumbre y problemas en lo social, económico, político y cultural.

Por si fuera poco, el mismo Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reconoció en su informe presentado hace unos días, que la corrupción aumentó en el año 2019 un 15.7 en comparación con el 2017, al pasar de 14 mil 635 víctimas por cada 100 mil habitantes, a 15 mil 732; tomando en consideración que esos números fueron extraídos de los casos denunciados; sin tomar en cuenta aquellos que nunca fueron denunciados por el temor a represalias o pérdida del empleo; incluso, en aquellos en donde si quisieron ser denunciarlos por las víctimas pero las autoridades se negaron a recibirlas.

Los discursos de esta gestión llevan implícitos: “La culpa la tienen los gobiernos anteriores”, “Los Neoliberales y Conservadores están inconformes por nuestras decisiones”, “Primero los Pobres”; entre muchos otros que denotan un doble discurso, por una lado defiende al pueblo y el discurso populachero que llega a las masas resentidas con la sociedad; y por el otro lado, vemos el camino que se sigue de la opulencia, y deseo inmensurable del control político, económico y social en beneficio de un grupo, lo que en su momento se conoció como monarquía.

Así que, de ser el caso, pasamos del neoliberalismo y conservadurismo, a una Monarquía democrática; repito si ese hubiera sido el caso.

De cualquier manera, pareciera que la sociedad mexicana, entiéndase a eso como todos los que estamos en México, sin distinción de sexo, raza, religión, creencias, moral, costumbres, incluso los extranjeros que están naturalizados, es más los mexicanos residentes en el extranjero, y todos a pesar de que en lo personal presumimos de ser los más valientes, los más inteligentes, los más estudiados y los más poderosos o en contra sentido a todos estos adjetivos, somos apáticos, y muchas veces somos conformistas frente a nuestra situación actual, pareciera que el mexicano fue hecho para resistir las adversidades sin hacer el menor aspaviento de su condición desfavorable.

Esto claro, sin el ánimo de ofender el orgullo y el ego, esto es para tratar de resaltar que todos decimos o desdecimos de alguna situación que trastoca nuestro entorno social o individual, pero al final aprendemos a sobrevivir bajo esas circunstancias, pero tal como paso al abolir la esclavitud, así debemos luchar por defender nuestro bienestar personal y el bien común, para lograr el desarrollo de México, no solo el individual.

No implica que esto tenga que ser a través de las armas, tiene que ser a través del conocimiento, de la educación, la reinvención de los valores morales, personales, sociales y culturales; abolir el analfabetismo; por que no es posible, que viviendo en un mundo globalizado aún continúe gran parte de la sociedad mexicana sin la posibilidad de acezar a un desarrollo en su vida y entorno. Por ejemplo, el campo que ha sido tan trastocado y olvidado, tendría que ser un sector en donde todos los que intervienen tengan una gran calidad de vida, muchos de los productos que se generan en ese sector son parte de la dieta del mexicano, y son exportados a muchas partes del mundo, eso es parte de lo que generaría mayor desarrollo en el país.

Pero nada de eso puede ser posible, si no decidimos tomar las riendas de nuestra vida, y conocer todo lo que sucede en nuestro entorno para lograr acezar a una vida mejor mediante una voluntad consciente e informada.

Lograr un cambio y una transformación siempre provoca el descontento de muchos, pero al final se logra una mejoría de la situación, ya no podemos permitirnos dejar pasar las cosas como si no nos afectaran, tenemos también que pensar en qué México y qué mundo le vamos a dejar a nuestras siguientes generaciones, si en verdad decimos que amamos a nuestros hijos y nietos, debemos pensar en ellos ahora, hay muchas cosas que debemos cambiar.

Sabemos que el gobierno no es el papá de la sociedad, pero son a ellos a quienes debemos de elegir con sabiduría, conocimiento, experiencia, y gran responsabilidad, para que los próximos que se conviertan en nuestros gobernantes sean gente capaz, educada, adiestrada en el campo para la que fue electa, consciente de que en sus manos esta el futuro de su sociedad y de México.

Dejemos los estereotipos, los adjetivos que solo causan malestar y odio, seamos serios en estos próximos procesos electorales, elijamos a candidatos que tengan una trayectoria intachable, y los conocimientos para el puesto; el término democracia, y oportunidad de que cualquier persona pueda ejercer su derecho a ser votado, no implica que cualquiera pueda o tenga la capacidad y los conocimientos para desempeñar un cargo público, no quiero decir con esto, que se haga una discriminación, pero si es necesario que aquellos que harán leyes por ejemplo, sean especialistas en esa materia, de lo contrario se harán normas jurídicas que atenten incluso contra los derechos de la sociedad y del individuo.

Estamos a tiempo de reflexionar sobre nuestros errores, y nuestra actitud beligerante e incrédula, para que en el próximo proceso electoral que comienza en septiembre del presente año, pensemos que el futuro depende de nosotros, y preguntarnos que es lo que queremos para nuestros hijos y nietos.