EL ESTADO Y SUS RAZONES
En la plataforma digital “Netflix” se encuentra el documental “1994”, que relata

los sucesos acontecidos durante el último año de la Presidencia del Licenciado Carlos Salinas de Gortari y, en particular, el proceso sucesorio más complejo de la vida moderna del país, sobre todo porque evidenció los vicios y el debilitamiento de un sistema político que había predominado durante sesenta años y que tenía como vértice a la Presidencia de la República y a su instrumento de control político, al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Ciertamente, el primer cisma que vivió el sistema político mexicano se dio en 1987 con la creación de la Corriente Democrática del PRI, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Rodolfo González Guevara, Carlos Tello Macías, entre otros, quienes tenían dos exigencias principales: la claridad en las reglas para la definición del candidato a la Presidencia de la República y el retorno a los principios nacionalistas y socialdemócratas que —a su juicio— fueron abandonados tras la asimilación de prácticas económicas neoliberales.
Esta corriente no tuvo eco en el grupo dominante, lo que propició una gran escisión del PRI, misma que generó el Frente Democrático Nacional, con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato Presidencial, y que provocó —por primera vez— una fuerte competencia electoral en contra del partido de Estado que —incluso— provocó el primer gran cuestionamiento a los resultados electorales nacionales y a la legitimidad de Carlos Salinas de Gortari como su triunfador.
Seis años después, en 1994, se vive una sucesión marcada por el asesinato del candidato del PRI a la Presidencia y, posterior al proceso electoral, de su Secretario General, José Francisco Ruiz Massieu. Ambos hechos, sumamente lamentables pero que se volvieron ícono y referente de la decadencia de un sistema político anquilosado, que se resistía a cambiar y que, a la postre, por presión social y de los factores reales de poder, se fue transformando paulatinamente, hasta llegar al nuevo sistema político, predominante en el país.
Si algo dejaron en claro los sucesos de 1994, es que el control más férreo y el autoritarismo más recalcitrante, no pueden dominar la fuerza imperante en el dinamismo social, que se genera por la necesidad de bienestar y progreso de todos y cada uno de los individuos que la conformamos. Si las instituciones del Estado no se adecuan y atienden estas primicias, por más estratagemas de control y dominación que se impongan, esta fuerza dominará cualquier voluntad y estorbarán cualquier proyecto.
Quienes dirigen las instituciones gubernamentales tienen que tener el talento de ver y entender estas exigencias, con ello, encaminar las acciones para atender, con prontitud y eficacia, las exigencias de la sociedad. Los ejemplos históricos así lo demuestran y de ellos debemos aprender para evitar caer en los errores del pasado.
@AndresAguileraM