COLUMNA  En la economía

No pretendo aburrir al lector con un análisis más de lo que pasó el fin de semana en las elecciones de las diferentes entidades, se ha dicho mucho y se ha dicho bien. Sólo conviene quedarse con un par de lecciones.

El fin de semana en términos generales se votó entre dos propuestas, una que va contra las instituciones, la que vive peleada con los medios de comunicación, la que desconoce los resultados cuando pierde, con una postura refractaria a todo lo que no esté de acuerdo con su visión de país, que defiende y está cerca de gobiernos como el modelo venezolano no importando las consecuencias, aquella postura que le pone ultimátum a otros partidos para que vayan en alianza y que de no hacerlo, pertenecen automáticamente a la mafia del poder. Y por otro lado, una visión moderna de la democracia, aquella que acepta errores pero que también reconoce que hoy las condiciones son diferentes y que los procesos electorales son cada vez más cerrados, porque existen ciudadanos más informados, con mayores elementos para ejercer su voto, me refiero a aquellos que reconocen que la democracia es una arena cada vez más complicada y que obliga a partidos y candidatos, a una permanente rendición de cuentas.

Esto es lo que pasó, y el Estado de México no fue la excepción, donde afortunadamente imperó la razón para no permitir que una propuesta populista –aquella que juega con las necesidades más básicas de la población, que no importa que no se cumplan, de hecho sino lo cumplen, mejor- llegara al poder. Hay lecciones durísimas las que se deben de obtener de esta jornada electoral, donde ganó quien debería, así se desagarren en impugnaciones, que se cuenten las actas que sean necesarias, porque sólo se constatará que ya se eligió por una propuesta viable, fuerte y mesurada.

Otras latitudes en el mundo nos han enseñado cómo puede prevalecer la razón y prudencia política, Francia es un claro ejemplo, por ello estos aprendizajes deben de estar presentes dado que el 2018 está cerca y urge contar con candidatos cuyo perfil permita hacerle frente a las ideas populistas porque la vacuna para un loco es un cuerdo. Necesitamos un candidato con estatura suficiente, con una versión moderna que reúna los perfiles de los grandes mexicanos que han trascendido en la historia, que genere respeto sí, pero sobre todo que propuestas a la altura de nuestras necesidades, que sean realistas, alcanzables y no demagogia pura o carentes de lógica, me refiero a los fanáticos del dogmatismo.

Lo que vivimos nos debe servir rumbo a la elección federal, porque México no es el mismo que hace 12 años, porque los ciudadanos están más informados y así nos lo dejaron ver el fin de semana, porque los retos son mayúsculos, porque las y los ciudadanos reconocemos que necesitamos un capitán, no un pirata, no un mercenario del presupuesto público, no un mesías moderno.

Dr. Luis David Fernández Araya

*El Autor es Economista y Doctor en Finanzas, Profesor Investigador de Varias Instituciones Públicas, Privadas y Funcionario Público.

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