MILLENIALS POBRES

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No hay buenas noticias. Se estima que cuatro de cada diez millenials pueden sobrevivir a su vejez en extrema pobreza. Son, pues,

emprendedores que se mueven en lo que se conoce como la economía informal por tanto están ajenos marcadamente de un plan de jubilación que los proteja durante la tercera edad. Pero hay algo muy importante, los jóvenes no han incrementado la cultura del ahorro, gastan en modas de todo tipo incluyendo viajes, y poco aportan en inversiones de carácter doméstico. Todo esto obliga a pensar que al pasar los 60 años de edad podrían reducir su nivel social y quedar atrapados en un estrato medio o medio bajo. 18.5 millones de muchachos entre los 20 y 34 años de edad se encuentran ya en etapa la oral activa, pero de estos 10 millones, insisto, se encuentran en la economía informal. Peor aún, está generación ya está incrustada en la ley para el retiro de 1997 por lo que su renta de jubilación será menor a la de los retirados con leyes de 1973. La gran mayoría de los jóvenes hoy emprenden sus jornadas laborales con evidentes prioridades, viajar, no sumarse a compromisos como el matrimonio y preferir renta que compra en materia de viviendas. Y esa evolución de pensamiento, comportamiento y acción es un fenómeno de carácter mundial, pero las enormes variantes y diferencias se dan en nuestro país en donde aún no se logra frenar lo que antes se conocía como “fuga de cerebros” hoy como “fuga de jóvenes con o sin talento”. Cierto también la ausencia de seguridad pública atada a un mercado laboral frágil y mal pagado les genera inquietud y marca, entre ellos, los millenials, estratos no sólo económicos, sino académicos y profesionales. Habrán de sobresalir los políglotas, los que presenten mejores credenciales académicas, los más aptos y calificados que no necesariamente serían los más arrojados o temerarios. En estos momentos la incertidumbre del nuevo gobierno o federal en México, dan la estocada a sus aspiraciones. No hay rumbo, menos destino. Dar por terminada la Reforma Educativa es crucificar al futuro incluso de quienes aún no han nacido. Una nación impreparada, inculta, carente de educación e instrucción pública irremediablemente está en el camino doloroso del retraso. Y ellos, lo jóvenes lo saben. No son momentos de perdones a los corruptos ni de amnistía a los crimínales. Los millenials exigen respeto, pretenden crecimiento, aplicación a la ley y castigo a quienes a ellos, como a muchos millones de mexicanos los han colocado al borde del abismo.