En declaraciones al diario argentino “La Nación”, el pontífice se refirió también a la situación política en su país natal.

"Argentina tiene que llegar al término del mandato en paz. Una ruptura del sistema democrático de la Constitución, en este momento sería un error. Todos tienen que colaborar en eso y elegir luego nuevas autoridades", dijo, cita The Associated Press.

Precisó que para no interferir en el proceso ha dejado de recibir a políticos argentinos en audiencias privadas en el Vaticano. En la entrevista evitó también hablar de su relación con la presidenta Cristina Fernández, con la que se ha reunido en privado en tres ocasiones.

El papa descartó que su visita a Argentina coincida con el Congreso Eucarístico de Tucumán en julio de 2016, debido a que en fechas próximas se celebrará la Jornada de la Juventud en Polonia, a la que acudirá.

El pontífice habló además de la reforma que realiza en la Iglesia, la reestructuración interna de la curia romana y la resistencia con las que se está encontrando.

"La resistencia ahora se evidencia, pero para mí es un buen signo que las ventilen, que no las digan a escondidas cuando uno no está de acuerdo. Es sano ventilar cosas, es muy sano. Considero a las resistencias como puntos de vista distintos, no como cosa sucia", agregó.

El pontífice no se mostró preocupado por esta cuestión sino por la reforma espiritual de la Iglesia, que denominó reforma del corazón.

Kirchner dijo que hablaron de la deuda y que Francisco no está preocupado por la gobernabilidad de Argentina.

Los cambios en la institución

"La Iglesia tiene que ser un hospital de campaña y salir a curar heridas, como el buen samaritano. Hay gente herida por desatención, por abandono de la Iglesia misma, gente que está sufriendo horrores", afirmó en relación a la pérdida de fieles que sufre la institución.

También habló de la familia actual y cuestionó aspectos como la situación de los católicos que se han vuelto a casar y "parecerían excomulgados de facto" por todas las cosas que se les prohíbe hacer dentro de la Iglesia.

Francisco afirmó que "Dios en eso es bueno" con él y le "da una sana dosis de inconsciencia" con la que va haciendo lo que tiene que hacer, aunque la "reforma espiritual" es la que más le preocupa, rescata por su parte Efe.

Reconoció que para la remodelación de la curia vaticana "el proceso es lento" y que "se va haciendo de a pasitos", por lo que no estará lista en 2015.

Se refirió también a dos temas polémicos para la Iglesia católica, la homosexualidad y el divorcio, para recordar que fueron mencionados en el reciente sínodo sobre la familia.

En el caso de los divorciados, dijo, "la solución es la integración" porque, si bien no están excomulgados, tienen limitadas muchos roles dentro de la liturgia católica y "parecerían excomulgados de facto".