obligarles a acatar su versión del Islam si quieren seguir viviendo.

Andrew Miyanda. Desplazado:

“Los que no tenemos dinero, ni tenemos nada, tenemos que huir a pie. Cuando estamos cansados nos paramos en el campo. Algunos niños han muerto por falta de comida y medicinas. Algunas mujeres dieron a luz al aire libre.”

El grupo armado reivindica la creación de un Estado islámico como el que proclama Daesh en Siria e Irak. Pero la realidad es muy diferente según este representante del gobernador de Adamawa, una de las tres regiones donde está vigente el estado de excepción. Asegura que cuando las fuerzas gubernamentales arrebataron la ciudad de Mubi a Boko Haram, el pasado noviembre, sólo vieron devastación.

Phineas Elisha:

“Todo es producto de su imaginación, van a tu casa, te dicen que han tomado el poder y que esa es su República y eso es todo. No tienen nada que ofrecer, no tienen ninguna forma de gobierno. En principio, según nos han dicho, aplican la ley islámica a las personas que pillan robando.”

Boko Haram asegura que ha impuesto la charia en un territorio de cerca de 30.000 kilómetros dentro de Nigeria. Pero el conflicto comienza a salpicar a los países vecinos.

Esta semana, el flujo de refugiados atravesando el lago Chad para llegar a Chad continuaba. Según las autoridades chadianas, 2.000 nigerianos cruzaron la frontera la primera semana de enero.

Mahamat al Khali. Profesor en Doro:

“Cuando vimos que los soldados huían corriendo, se quitaban sus uniformes y nos dejaban atrás decidimos irnos. Nos dijimos: “vamos a salir de esta ciudad, no podemos luchar contra los rebeldes de Boko Haram.”

En 2014, 10.000 personas han sido asesinadas por este grupo islamista armado, que desde su irrupción en 2009 se ha convertido en la principal amenaza para la estabilidad de Nigeria.