En diversos puntos del país, pero sobre todo en Lima, los ciudadanos de uno y otro bando portaban prácticamente los mismos símbolos -omnipresentes las banderas y los colores de Perú- y coreaban eslóganes muy parecidos en defensa de la patria, el voto y la democracia, pero con visiones radicalmente opuestas de su significado.

Por un lado, se exigía el respeto a los resultados del domingo 6 de junio, se protestaba ante los intentos fujimoristas por revertir los resultados con maniobras legales y, fundamentalmente, se alertaba y prevenía de los actos de sectores de la derecha para evitar la proclamación del maestro rural como presidente de Perú, aunque eso suponga violar el orden constitucional.

Desde el otro lado se pedía, bajo el categórico lema "respeta mi voto", proteger al país del "comunismo", "exigir la verdad" sobre las elecciones y combatir "el fraude electoral".

NO EXISTE FRAUDE

Ante la tensión de la jornada, el Ministerio del Interior desplegó 3.000 policías para evitar incidentes entre los manifestantes de uno y otro bando, si bien no hubo ningún altercado pese a que en Lima ambas marchas coincidieron en el casco histórico de la ciudad.

Fujimori protagonizó la marcha en la capital, tal y como ya hizo la semana pasada, en esta ocasión acompañada por la plana mayor de su partido y los más estrechos aliados de su campaña para instalar la idea de fraude electoral, como la también excandidata presidencial derechista Lourdes Flores.

No existe ninguna prueba fehaciente de que en las elecciones peruanas se haya cometido fraude alguno, tal y como insisten en señalar las autoridades electorales y los grupos de observadores internacionales que acompañaron todo el proceso, entre ellos los enviados por la Organización de Estados Americanos (OEA).

La empresa encuestadora IPSOS, la más reconocida del país, publicó hoy mismo un análisis estadístico sobre los resultados en el que "no se encuentra evidencia" de fraude.

Tras el recuento oficial, Castillo aventaja a Fujimori por más de 40.000 sufragios, si bien aún falta que el Jurado Nacional Electoral (JNE) termine de revisar impugnaciones fujimoristas para anular 200.000 votos de zonas que abrumadoramente apoyan a Castillo, donde dicen que hubo irregularidades.

Todos estas reclamaciones ya han sido rechazadas en primera instancia por los Jurados Electorales Especiales (JEE), la mayor parte de ellas por defectos formales (falta de pago de tasas o por haber sido presentadas fuera de plazo) pero también por que no existe prueba alguna que las sustenten.