población de Gaza”, afirmó Amande Bazerolle, coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, para quien la respuesta humanitaria se ve “gravemente obstaculizada por la constante inseguridad y la escasez crítica”.
"Gaza se convirtió en una fosa común para los palestinos y para quienes acuden en su ayuda", denunció gráficamente MSF. Los últimos ataques israelíes demuestran "un flagrante desprecio por la seguridad de los trabajadores humanitarios y médicos en Gaza", agregó la organización, que perdió 11 colaboradores desde el inicio de la guerra en el estrecho territorio palestino.
"Pedimos a las autoridades israelíes que levanten inmediatamente el asedio inhumano y mortal impuesto a Gaza, que protejan las vidas de los palestinos así como las del personal humanitario y médico, y que trabajen, junto con todas las partes, para restablecer y mantener un alto el fuego", prosiguió MSF.
Bombardeos, ofensiva terrestre y bloqueo de ayuda humanitaria
Israel reanudó sus bombardeos y su ofensiva terrestre el 18 de marzo, tras dos meses de tregua con el movimiento islamista palestino Hamás, que gobierna el territorio desde 2007 y es catalogado como organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, defiende que la creciente presión militar es la única manera de forzar a Hamás a liberar a los rehenes que siguen cautivos en Gaza, tras ser capturados durante el sangriento ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, que desató la guerra en el territorio costero.
Israel también impide la entrada de cualquier ayuda humanitaria al territorio y, según MSF, las reservas de alimentos, combustibles y medicamentos están agotadas. "No se trata de un fracaso humanitario, sino de una elección política y de un ataque deliberado contra un pueblo, llevado a cabo con total impunidad", insistió Bazerolle.