Según la mayor parte de los historiadores, unas 200.000 mujeres asiáticas -principalmente coreanas, chinas y filipinas- fueron convertidas en esclavas sexuales en los prostíbulos militares japoneses. Las declaración del alcalde de la principal ciudad del oeste de Japón generó reacciones de indignación similares a la que había provocado el año pasado el alcalde de Nagoya (centro) cuando puso en duda la existencia de la masacre de Nankín de 1937 por parte de las tropas niponas, en la que, según China, fueron exterminadas 300.000 personas.

"Nos decepciona profundamente que una personalidad oficial defienda crímenes inhumanos semejantes", declaró un portavoz del ministerio surcoreano de Relaciones Exteriores.