“Hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraternal”, clamó durante la misa que ofició en el pequeño estadio de la isla, puerta de entrada a Europa de miles de indocumentados que sueñan una vida mejor.

“La cultura del bienestar (...) nos vuelve insensibles a los gritos de los demás, nos hace vivir en una burbuja de jabón: bella, pero vacía”, dijo.

A los “inmigrantes que han muerto en el mar, en barcos que en vez de ser un camino de esperanza se han transformado en camino de muerte”, el Papa argentino pidió perdón.