del grupo islamista Hamas.

A primera hora de la mañana, los radares israelíes captaron un aparato sin identificar procedente de Gaza. La batería Patriot interceptó el drone en los cielos de Ashdod, al sur de Israel. Según las primeras informaciones, podría ir cargado de explosivos.

Tras intentar sorprender desde el mar con una operación de comando en un ataque frustrado contra un kibutz, lanzar proyectiles a una distancia superior a 140 km, anunciar en televisión la hora de un masivo lanzamiento de proyectiles contra Tel Aviv y cumplirlo, Hamas intenta por todos los medios un "éxito" que le permita acceder "victorioso" a la tregua. Hasta ahora, sus logros se resumen en que sus proyectiles han llegado al 80% de Israel (superando así al grupo chii Hizbulá) y evitar que el liderazgo del brazo armado y político sea alcanzado.

No así los gazatíes que al no disponer de los búnkers y túneles de los líderes de Hamas para salvarse de las incesantes bombas. Desde el inicio de la ofensiva israelí hace siete días, han muerto 172 palestinos y 1100 heridos. Según fuentes sanitarias de Gaza, 80 de los muertos son civiles. Fuentes militares israelíes afirman que aún no pueden dar datos oficiales pero apuntan que "han muerto más terroristas de los que se dice en Gaza".

En cualquier caso, se trata de un tristemente elevado número de víctimas civiles, entre ellos más de 30 niños. Por un lado, los palestinos acusan a Israel de "ataques indiscriminados que no diferencias entre civiles y milicianos" y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirma: "Demasiados civiles palestinos han muerto y cualquier ofensiva terrestre israelí aumentará sin duda el número de víctimas y exacerbará el sufrimiento de los civiles en Gaza". Por otro, el Ejército afirma que "Hamas usa a los civiles palestinos como escudo humano para intentar asesinar a los civiles israelíes" y sostiene "hace todo lo posible para no dañar a civiles".