La operación militar lanzada el pasado 7 de julio por el Gobierno de Netanyahu llamada “Borde Protector” ha propiciado el aumento en la escalada de la violencia en la que recientemente, la Liga Árabe y la ONU se han posicionado en contra de dicha intensificación armamentística.

Sin embargo, no existe comparación alguna entre las milicias semiterroristas de Hamas y el ejército proisraelí. Es verdad que hay gobiernos y grupos terroristas que financian a Hamas como Irán, Rusia o Hezbollá con misiles de alcance de hasta 12 km y un túnel que corre desde Egipto para el suministro de armamento, pero ello no es suficiente para compararse con el Ejército Israelí.

Éste ejército es una de las potencias nucleares del mundo y la única en aquella zona de Medio Oriente, con un gasto militar de 16,032 millones de dólares y un gran apoyo tecnológico, militar, logístico y económico de parte de Estados Unidos, siendo que Israel es el principal aliado estadunidense en la zona.

La opacidad en la exigencia de paz de la comunidad internacional demuestra un grado de complicidad en este conflicto. Occidente acusa a los palestinos y a Hamas de incentivar el conflicto, mientras que en Francia específicamente, se prohíbe cualquier intento de apoyo y de protesta a favor del Pueblo Palestino.

Lo que se vive sin duda, es el comienzo de un genocidio alimentado del paroxismo irracional identitario-religioso, de raza y político tanto del gobierno intolerante de Benjamin Netanyahu como el de Mahmud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina.

El conflicto en Tierra Santa, no sólo es territorial, sino del vital líquido: de agua. Según la ONU, Israel tiene 265 metros cúbicos al año por persona, esto está por debajo del límite de pobreza de agua a nivel mundial, por ello, los territorios colonizados por los judíos anexas a Cisjordania, Tel Aviv o Jerusalén y cerca de las fronteras de la Franja de Gaza, es explicado por el deseo del gobierno israelí del control del agua y la ha establecido como un elemento de Seguridad Nacional.

Difícilmente se ve la posibilidad de dos Estados que tienen derecho a existir como el palestino y el judío, pero sin la intervención de la ONU y de la comunidad internacional maniatada por las políticas de interés de Estados Unidos, el conflicto aumentará y persistirá.

@RobViesca

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