"No es exagerado decir que estamos ante el mayor desafío económico en la historia de la Unión Europea". La canciller Angela Merkel deja claro cómo es la situación actual en la Unión Europea (UE) una y otra vez durante estos días. Es dramática por el coronavirus y la conmoción económica. A Merkel le toca enfrentarse a este gran desafío.

El problema es que la relación entre Merkel y Europa no es fácil. Para el último canciller de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) antes que ella, Helmut Kohl, Europa fue casi una vocación por el sufrimiento propio en la Segunda Guerra Mundial, pero también por el comienzo de la cooperación europea, la transformación de enemigos a amigos, la amistad con Francois Mitterrand y la introducción del euro.

Merkel y "la UE desde afuera"

¿Y Merkel? En las filas de su partido, a menudo se decía que era demasiado sobria con respecto a Europa. En el primer semestre de 2007, con apenas un año de experiencia como canciller, ya dirigió la presidencia alemana del Consejo de la UE.

En su primer discurso como presidenta del Consejo ante el Parlamento Europeo (17 de enero de 2007), explicó su currículum: "He pasado toda mi vida en Europa. Pero en la Unión Europea todavía soy una adolescente, porque crecí en la RDA ... Hasta los 35 años solo conocía a la Unión Europea desde afuera y desde dentro, la conozco desde 1990".

"Afortunadamente unidos"

Sin embargo, unas semanas más tarde, en la celebración del 50 aniversario del Tratado de Roma, que es algo así como el documento de la fundación de la Europa moderna, pronunció una frase que, desde entonces, ha sido uno de los grandes lemas de su mandato: "Nosotros, las y los ciudadanos de la Unión Europea, estamos afortunadamente unidos". Esta frase bastante ambigua ha sido mencionada una y otra vez en los discursos europeos clave de Merkel. Sin embargo, la canciller no se atrevió, con ningún presidente francés, a dar el paso contra el desaliento, contra los populistas o a favor del resurgimiento europeo.

Cuando Emmanuel Macron se convirtió en presidente francés hace unos tres años, muchos esperaban que con Merkel y el político de Francia se produciría un auge europeo. Durante su campaña electoral, el president galo estuvo en Berlín varias veces como un faro de esperanza, hablando frente a las abarrotadas aulas universitarias en las que se sentaban prominentes socialdemócratas, pero sin apenas caras conocidas de la CDU. Macron creaba entonces visiones, irradiaba optimismo. Pero después de su elecciónes, no pasó nada. Y nada hubo tampoco entre ambos políticamente hablando.