México no tiene una buena relación con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en función de la política establecida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que ha apoyado a los regímenes que han sido calificados de autoritarios y violadores de derechos humanos por la OEA, en los países del pacto bolivariano.

La Presidencia del Consejo Permanente es rotativa en el seno de la OEA, y le toca cada ocho años a cada estado miembro.