El alcalde, que tomó posesión de su cargo el 1 de enero pasado, destacó que la identificación servirá a las personas para abrir cuentas de bancos, obtener préstamos y acceder a las bibliotecas municipales, entre otros servicios, lo que no se puede hacer ahora sin contar con un documento oficial.

En el único fragmento de su discurso ofrecido en español, De Blasio afirmó que “la ciudad de Nueva York es el hogar de todos los que vivimos aquí. No dejaremos que ninguno de nuestros residentes viva en las sombras”.

En su discurso en una universidad comunitaria del condado de Queens, De Blasio también prometió expandir los aumentos de sueldos para las industrias que reciben subsidios del gobierno local, y expresó que buscará autorización del estado para que la ciudad fije su propio salario mínimo.

Se comprometió igualmente en evitar la desaparición de clínicas de salud, y en expandir la oferta de clínicas en la ciudad, principalmente en los barrios marginados.

Reiteró además su proyecto de ofrecer educación preescolar para todos los niños neoyorquinos, mediante un incremento de impuestos para los habitantes más acaudalados del estado, por lo que pidió apoyo al Congreso estatal.

En esa línea, De Blasio se pronunció asimismo sobre uno de los ejes de su campaña: la desigualdad creciente de ingresos entre los habitantes más ricos y más pobres de la ciudad.

Recordó que mientras el sector financiero se había recuperado de la recesión, el 46 por ciento de los habitantes de la ciudad vivían bajo o cerca de la línea de pobreza.

“Nuestra clase media no sólo ha sido comprimida. Esté en riesgo de desaparecer. Esa disparidad, esa crisis de la desigualad, es el mayor riego para nuestra promesa a Nueva York”, aseguró.