Desde junio pasado, cuando el barril de Brent aún aumentó hasta los 115 dólares, su precio ha disminuido un treinta por ciento de forma progresiva. No se bajaba de los ochenta dólares desde septiembre de 2010.

La causa hay que buscarla en una economía mundial estancada y en la producción autosuficiente que ha logrado Estados Unidos explotando las reservas de esquisto. Además, no hay acuerdo en la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para reducir la producción. Su principal líder, Arabia Saudí, sigue rebajando el precio para no perder cuota de mercado en contra de la opinión de Venezuela, Argelia o Nigeria. No parece que el desacuerdo se solucione en la reunión de la OPEP el próximo 27 de noviembre en Viena.