cruzaron el Río Suchiate pese a la presencia de la Guardia Nacional mexicana y tras un fallido diálogo con el Instituto Nacional de Migración (INM).

Agentes de las fuerzas mexicanas de seguridad se situaron a lo largo del río, en el suroriental estado de Chiapas, para contener a gran parte de los 5.000 migrantes de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, a quienes incluso golpearon y rociaron gas lacrimógeno para evitar su ingreso irregular al país.