comenzar a dar impulso a la economía de la región hasta inicios de 2021, aunque está sujeto a varios riesgos como el comportamiento futuro del nuevo coronavirus, consideró el ex jefe de la negociación técnica del acuerdo por la parte mexicana, Kenneth Smith.
En entrevista con Xinhua, el ex funcionario indicó, sin embargo, que en los tiempos actuales de semi parálisis económica por la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) constituye "la única noticia positiva en la región".
Los tres socios indicaron a finales de abril pasado que el T-MEC está listo para cobrar vigencia el 1 de julio próximo, aunque Smith aseveró que el inicio de las actividades bajo el nuevo esquema no será sencillo.
"Los próximos meses van a ser difíciles. Vamos a tener por lo menos dos trimestres muy complicados y hacia finales del año, si es que no tenemos un rebote en el otoño-invierno de COVID-19 en las infecciones, podemos empezar a ver un crecimiento en el comercio y en la actividad económica", indicó Smith.
"El impacto positivo del T-MEC se va a empezar a ver probablemente hacia principios del 2021, pero es muy importante que ya lo tengamos en vigor", agregó el actual socio de la consultoría en economía y derecho Agon.
Smith recordó que las proyecciones económicas en Norteamérica para finales de 2020 no son nada halagüeñas, con Estados Unidos desplomándose entre 5 y 6 por ciento y México entre 7 y 10 por ciento, debido a la paralización de sus cadenas productivas por la pandemia.
La capacidad de recuperación dependerá de la velocidad con la que los gobiernos de América del Norte pretendan regresar a la actividad productiva normal, aunque es evidente que el proceso será paulatino, agregó.
"Se habla de una apertura gradual, que esto empiece a ayudar a la actividad económica, y por tanto ya con un T-MEC en vigor puede ser un instrumento útil para apoyar a la recuperación económica", dijo.
"Las grandes ventajas que te da el T-MEC, además de que se mantiene el libre comercio, es que se introducen nuevas disciplinas de sectores muy importantes para la economía hoy en día, que no se consideraban como tal hace 25 años", agregó.
A diferencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigencia desde 1994, el T-MEC incluye nuevos apartados como comercio electrónico, eliminación de barreras técnicas al comercio, así como cambios en el valor de contenido regional y laboral en la industria automotriz.
Smith consideró muy probable, en el caso del sector automotor, que los grandes fabricantes se inclinarán por una prórroga para demorar la vigencia de los nuevos parámetros, ya que al detener actividades por la pandemia sus costos se han elevado de manera importante.
Existe, además, otro nuevo capítulo sobre cómo ayudar a aprovechar los tratados internacionales a las pequeñas y medianas empresas, que después de la fase crítica de la pandemia serán esenciales en el proceso de recuperación de la economía, según apuntó Smith.
"Todo eso, una vez que esté en vigor y ya funcionando, sin lugar a dudas va a ayudar al crecimiento de la región, pero tiene que ir acompañado de políticas domésticas que propicien un ambiente de negocios positivo", resaltó el experto.
"Entonces, la actividad comercial a través del T-MEC puede ser tan positiva como sea también la política doméstica en materia de propiciar un entorno de negocios favorable al crecimiento, eso va de la mano", comentó.