Tras una reunión ordinaria de directorio, el banco decidió imponer un tope a la capacidad prestable de las entidades financieras para créditos a grandes exportadores, explicaron fuentes de la entidad.

"La capacidad de préstamo de depósitos en pesos y recursos líquidos será el 0,3 por ciento de la suma de los depósitos en pesos -neta de su exigencia de efectivo mínimo- y los recursos propios líquidos de la entidad", dice la norma.

Agrega que el cómputo de los depósitos se realizará a base del promedio mensual de saldos diarios registrados en el mes anterior, dice la normativa.

La norma define como grandes exportadores a empresas que venden fuera de Argentina un 75 por ciento o más de su producción y tengan un stock de deuda de 200 millones de pesos.

En esa categoría sólo entran siete empresas exportadoras de granos que la fuente no detalló. Las mayores cerealeras de Argentina incluyen a Cargill, Bunge, Louis Dreyfus, Noble, Molinos Río de la Plata , Aceitera General Deheza y Vicentin.

"Las financiaciones alcanzadas serán aquellas que hayan implicado desembolsos de fondos así como el importe no utilizado del límite de crédito asignado para adelantos en cuenta corriente. Se computará su saldo de capital a fin del mes anterior al que corresponda su determinación", dice la norma.

Argentina es el principal exportador mundial de aceite y harina de soja, y el tercero de maíz.

Una de las fuentes dijo que la norma busca que los grandes exportadores de granos, que en los últimos meses se volcaron a financiar exportaciones tomando créditos en la banca local, vuelvan a fondearse en el exterior para luego liquidar sus divisas en el mercado de cambios argentino, donde el banco central compra dólares para reforzar sus alicaídas reservas.

"Mejora las posibilidad del banco central para administrar su política cambiaria y para optimizar el uso de sus reservas", dijo el funcionario.

Argentina utiliza las reservas internacionales del Banco Central, principalmente generadas por la exportación de granos, para asistir al Tesoro y pagar deuda pública, ya que tiene virtualmente clausurado el acceso a los mercados voluntarios desde el default que declaró en el 2002.

El Banco Central perdió unos 1.500 millones de dólares de sus reservas solo en octubre, cifra que se incrementa a unos 10.100 millones desde diciembre y a unos 14.400 millones desde que se impusieron restricciones cambiarias en octubre del 2011 para enfrentar una fuga de capitales.

Las reservas rondan actualmente los 33.320 millones de dólares.

Si la tendencia continúa, en el plazo de un par de años el Gobierno podría quedarse sin suficientes reservas para honrar sus vencimientos de deuda o para costear sus enormes importaciones energéticas.

La fuente dijo que la presencia de los grandes operadores de comercio exterior del sector agropexportador desvirtuó el mercado de crédito bancario, presionando las tasas de interés y absorbiendo préstamos que necesitaban otros actores del sector privado.

"El objetivo es liberar la capacidad prestable del sistema para el resto (de las compañías) y en especial para las pequeñas y medianas empresas", dijo una de las fuentes.