En la primera estimación de la oficina de estadísticas Eurostat, este crecimiento se situó en el 0,3 por ciento. Por primera vez en tres años, las seis mayores economías de la eurozona progresaron.

La primera de ellas, Alemania, lo hizo por encima de la media con un avance de cuatro décimas. Pero Francia, la segunda, también contribuyó a la subida general con tres décimas. E, incluso, Italia creció tras ocho trimestres aunque solo fuera en una décima.

En el caso alemán el motor siguen siendo las exportaciones, mientras que en el francés en los últimos meses se ha registrado un impulso de las inversiones. La cuarta economía de la moneda única, España, progresó tres décimas tras el 0,1 por ciento del tercer trimestre que sacó al país de la recesión. Por su parte, Holanda y Bélgica avanzaron siete y cuatro décimas respectivamente.

Este mejor comportamiento a finales de año impidió que la contracción en su conjunto fuera más fuerte. El retroceso en la eurozona se acabó situando en el 0,4 por ciento a la espera de un 2014 enteramente positivo.

De momento, el nuevo crecimiento parece fundamentarse en el comercio exterior. La eurozona tuvo un superávit comercial en 2013 de más de 150.000 millones de euros, el doble que el año anterior.

En cambio, el consumo interno sigue siendo el gran damnificado a la salida de la crisis. El peligro de deflación es latente, especialmente entre los países más frágiles. En España la inflación el pasado enero cayó al 0,2 por ciento, el nivel más bajo en cincuenta años. Y, estas cifras, contrastan con el crecimiento en el Reino Unido entre octubre y diciembre que se elevó hasta las siete décimas.