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La disidencia organizada del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), lazó un ultimátum en contra de su líder, Carlos Romero Deschamps, si no se va lo más pronto posible de la secretaría general de este gremio sindical, “¡habrá derramamiento de sangre!”

La advertencia fue planteada por Omar Toledo Aburto, presidente de la Unión Nacional para el Desarrollo Social de los Trabajadores de la Industria Petrolera, quien desde hace varios años viene luchando por la democratización del sindicato petrolero.

Este líder sindical afirmó que, Romero Deschamps, tiene secuestrado el sindicato y ya es hora de que entregue cuentas.

En entrevista, el dirigente sindical y Administrador de Plataformas Marinas en la sonda de Campeche, dijo que PEMEX seguirá siendo por muchos años más la palanca principal del desarrollo nacional.

Toledo Aburto dijo que se va hacer lo que se tenga que hacer, como tomar el sindicato, para rescatarlo der las manos de gente nociva.

Si ya lo tomamos una vez el 15 de agosto del 2008 con 37 gentes, ahorita ya es el momento de tomarlo con cuatro mil, cinco mil o diez mil gentes, y lo vamos hacer si es necesario, porque se encuentra secuestrado.

“Romero Deschamps –acusó- no tiene ningún documento oficial por parte del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, que lo acredite como titular del sindicato, porque además de que se le ha negado la Toma de Nota legítimamente, viene violando de forma sistemática los reglamentos internos del STPRM para reelegirse cuantas veces se le antoje; esto ya es intolerable”, consideró.

En agosto de 2009, el Segundo Tribunal Colegiado emitió una resolución en la que se ordenaba revocar la Toma de Nota a Carlos Romero Deschamps, como líder sindical, y ante la omisión en que incurrió la Dirección de Registro de Asociaciones de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), el político tamaulipeco secuestró materialmente el STPRM.

Omar Toledo urgió a su gremio, sin embargo, a tener cautela pero con la conciencia de que Romero Deschamps tiene que irse, pero ya; porque no solo le ha hecho un daño irreversible a la democracia interna de los petroleros, sino que al sistema mismo de gobierno, referente a su política de transparencia.

Argumentó que al líder incómodo se le ha insistido, y hasta implorado, evitar que se lleguen a ciertas situaciones peligrosas, que pudieran llegar al derramamiento de sangre.

“Si ocurre algo grave es por culpa de Carlos Romero, no de nuestra parte, porque nuestra lucha es transparente, exigimos justicia y se respete la democracia interna de nuestro sindicato”, sostuvo.