México, 01 de mayo de 2024 ::: Aprender para no repetir, evaluar para entender, y recomendar para hacer a México

más fuerte y resiliente. Esos fueron los objetivos que guiaron el trabajo de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de COVID-19 que, este martes presentó su reporte final.

El documento destaca tres claves para entender la respuesta a la pandemia de parte del gobierno mexicano:

1) La permanente subestimación del virus.
2) La centralización y personalización de las decisiones.
3) La política de “austeridad” del gobierno, que en realidad dejó sin recursos al sistema de salud.

La Comisión señala en su informe, que problemas muy serios aquejaban al sistema de salud antes de la pandemia, debido a la falta de inversión y reformas debilitantes. Una alta prevalencia de enfermedades crónicas en la población y profundas desigualdades hacían a México vulnerable frente a la crisis.

Otro factor crítico que explican los resultados tan graves, es la defectuosa gobernanza de la crisis. El reporte de la Comisión Independiente demuestra que casi 4 de cada 10 muertes en exceso durante la pandemia, sucedieron por fallas en la gestión gubernamental. Esto lo considera la Comisión como un daño devastador e inocultable.

Los mexicanos más pobres sufrieron desproporcionadamente la pandemia. La investigación demostró que, a mayor porcentaje de población de bajos ingresos en un municipio o alcaldía, mayor porcentaje de muertes en exceso. La política de hacer pocas pruebas diagnósticas no solamente instó a la subestimación permanente de la enfermedad entre los mexicanos, sino que también vulneró a la población más desprotegida, la cual no contó con apoyos económicos extraordinarios, detalla el informe.

La Ciudad de México se convirtió en la zona más mortal durante la segunda ola de la pandemia, a su vez la más letal. De diciembre de 2020 a enero de 2021, la Ciudad reportó 24% de las muertes en exceso, aunque solo contaba con el 7.3% de la población. "Esto ocurrió después del uso de datos incorrectos o falsos para el cálculo del semáforo de riesgo y la posposición de las medidas sanitarias conducentes", denuncia la Comisión Independiente.

De acuerdo con el informe, la directriz “quédate en casa”, causó un efecto perverso. Un gran número de pacientes llegó muy tarde al hospital, pues entendían que la atención había que procurarla en casa. El encierro en domicilio, una atención médica muy disminuida en el primer nivel, escuelas cerradas por largo tiempo y la falta de apoyos financieros para soportar la falta de ingresos, convirtió a los hogares y viviendas, en el espacio decisivo donde mexicanas y mexicanos resistieron los múltiples efectos de la pandemia.

"Los hogares sustituyeron y subsidiaron al Estado. El 60% de los enfermos derivó en los consultorios y farmacias privadas, un territorio mal regulado, donde con frecuencia recibieron malas recomendaciones o sobre-medicación", se señala en el documento.

En los hospitales, las directrices para la atención de los pacientes fueron poco claras e insuficientes, el personal insuficiente y el equipo de protección tardío y de baja calidad. 95% de los fallecidos murieron solos y 4 mil 843 profesionales de la salud fallecieron intentando salvar la vida de otro, más que en cualquier otro país.

En 2020 y 2021, 38 de cada 100 muertes en México fueron de personas menores a 60 años, en comparación con 20 de cada 100 en el mundo. La alta mortalidad entre adultos jóvenes legó más de 215 mil niñas y niños huérfanos de padre o madre.

Por lo anterior, la Comisión Independiente realiza las siguientes recomendaciones a las autoridades, tomadores de decisiones y sociedad en general:

● La rehabilitación de órganos colegiados especializados en salud.
● La reconstrucción de las capacidades técnicas y administrativas del Estado en vacunación ,compra de insumos y medicamentos y regulación sanitaria.
● La implementación de protocolos preestablecidos de comunicación de riesgos y crisis.
● Un plan nacional de aumento de inversión en salud.
● Un plan integral de protección de los sectores vulnerables entre quienes se ha profundizado la exclusión en materia de salud.

En el futuro, la Comisión aboga por un enfoque holístico, que abarque una vigilancia epidemiológica mejorada, una infraestructura sanitaria sólida y un compromiso firme con la comunicación veraz y la gobernanza basada en evidencia.