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La tierra crujió y enterró lo poco que tenía, comentó Delfina Adame a El Punto Crítico, quién fue una las sobrevivientes cuando un alud de tierra sepultó el poblado de la Pintada, Guerrero, el pasado 16 de septiembre, desastre que mató a por lo menos 68 personas.

En un sobrevuelo en helicóptero sobre el municipio de Atoyac de Álvarez, se puede observar el desastre que el huracán Manuel causó en la zona montañosa de Guerrero, desde árboles arrancados a raíz, hasta cerros destruidos por el agua que no dejó de caer durante cinco días en la zona.

Antes de llegar a la zona del desastre, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) invitó a este diario a recorrer la zona del desastre, por lo que se abordó un avión adscrito a la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) para arribar a la Base Aérea de Pie de la Cuesta 60 minutos más tarde.

Al llegar al puerto turístico, militares- sin especificar su batallón- recibieron la carga de la aeronave C-2985M el cual cargaba 4.5 toneladas de víveres entre comida enlatada, caja de cereales, artículos de limpieza, cubetas, palas, agua embotellada y medicamentos, colocándola en un centro de distribución que la enviaría más tarde en helicóptero a uno de los afectados por las fuertes lluvias.

Sin descanso alguno y las 24 horas al día, personal militar separaban, contabilizaban y empacaban las toneladas de víveres enviados por millones de personas en todo el país, a su vez que medían la situación del tiempo con la finalidad de programar los vuelos a la sierra tropical.

Después recolectaban lo ya inventariado para colocarlo en los helicópteros, muchos de ellos del Gobierno del Estado como de Petróleos Mexicanos (Pemex) quienes han colaborado en las labores de rescate junto a las secretarías de Marina y Defensa.

A pesar del aterrizaje y despegue continuos de las máquinas voladoras, los medios de comunicación como El Punto Crítico tuvieron que esperar durante más de ocho horas en una explanada de dicho centro militar para lograr subir a “la montaña” que prácticamente se encuentra desconectada de la civilización, ya que los caminos y puentes dejaron de existir.

Sin esperar mucho tiempo, un “pull de reporteros y fotógrafos” subieron a una aeronave militar con dirección al poblado de “La Pintada”, considerada como la comunicad más afectada por las tormentas tropicales Ingrid y Manuel que han matado hasta el momento un centenar de personas.

En un vuelo de pocos minutos desde la Base Aérea de Pie de la Cuesta, este reportero pudo admirar “la realidad de la destrucción”, varios cerros desgajados, caminos destrozados, cadáveres de animales o quizás personas regados y lo más impresionante el puente que conectaba el Puerto de Acapulco con Ixtapa- Zihuatanejo “partido en dos”, por lo que oleadas de personas caminaban sobre el para continuar con su vida diaria.

Mientras los reporteros en el pequeño helicóptero tomábamos imágenes de la destrucción, el piloto comandante de la nave nos mostró el lugar donde un helicóptero de la Policía Federal se estrelló hace algunos días, pudiéndose ver los restos del helicóptero “Blackhawk” esparcidos entre la maleza del bosque tropical.

Por lo que en pocos minutos la el cielo comenzó a verse gris nuevamente y el piloto nos hizo ver la posibilidad de que el que quizás el helicóptero no pudiera aterrizar debido a la lluvia en el lugar, sin embargo “no era tan fuerte” lo que nos permitió aterrizar.

Al tocar tierra, decenas de personas esperaban en lo “poco que quedaba del pueblo”, los víveres que les permitirían sobrevivir unos días más, muchos de ellos comentando a El Punto Crítico que sus cosechas habían sido destruidas por completo y que tampoco tenían herramientas para continuar con su labor aseverando “que sus ahorros, como su familia y animales” quedaron enterradas entre toneladas de lodo.

Desafortunadamente al llegar a la pintada lo “único que se puede ver es un panorama desolador”, lugar que huele a “cadáver en plena descomposición”, personas que perdieron “de la nada” a su padre, madre, hijos sin tener la oportunidad de despedirse o de saber si algún día pudieran darle cristiana sepultura.

También en la ladera donde ocurrió el derrumbe, elementos del Ejército Mexicano sin equipo mecánico intentan “buscar con palas” los cadáveres de los desaparecidos, por lo que muchos de ellos dicen “que la tierra ya se los tragó”.

Pero lo más triste de la tragedia, es la “avaricia de grupos criminales” que se roban las despensas y la ayuda humanitaria para vendérselas a los damnificados “que en estos momentos no tienen nada que comer”, comentó un militar quién no quiso revelar su identidad a este diario.