Y luego quieren que nos callemos

COLUMNA    ¡QUE CONSTE,… LOS OLVIDADOS!

Y luego quieren que nos callemos, que no hablemos, que no digamos nada, que no nos quejemos, que aguantemos que para eso somos mexicanos, que somos machos, que aunque nos cargue la tiznada sabemos aguantar, sí, pero aquí, en mi tierra, en mi

México, pero no allá en los Unaites, allá donde el pinche gringo me atoró cuando llegaba a migración para “arreglar mis papeles”, pero fíjense bien que no era gringo gringo, era como de México, dolido y más pinche que los mismos gringos, y todo porque le hablé en español y le dije: pues no te hagas, bien que lo entiendes, pero si quieres te hablo en inglés para que veas que ya lo aprendí para entenderte, pero no por pendejo, sino para entenderte y,.. pues que se molesta, que se enchila, que como que le entró de pronto la muina y me empujó y me dijo que yo era un pinche puerco y le contesté que a lo mejor, pero que me comía mis propias mazorcas y no la de ellos, que está bien que uno necesite pero no para que te humillen, y me arrancó mis papeles y los aventó a la basura y me encabroné y le aventé, y entonces, como de la nada me llegaron más pinches gringos y me dieron de chingadazos y de patadas y me decían sanababich y más cosas y me esposaron y me dieron más chingadazos y me llevaron a la cárcel de migración, y ahí, me ficharon, y me pusieron a que me tomaran fotografías encuerado, como que querían ver si traía drogas y como si tenía grabados algunos datos o no sé qué, el caso es que te tienen como puerco, sin tragar, solamente te van interrogando, y primero, que mi nombre, y después, si conocía a tal o a cual zutano o fulano, si consumía drogas, si sembraba marihuana en mi pueblo, si la vendía, si tenía armas, si me cogía a su chingada madre y me metieron el dedo en el fundillo para ver si no escondía nada y me llevaron al baño para darme con la manguera una buena mojada, para saber que somos mojados y que, los mojados, no tenemos derechos, porque dicen que somos delincuentes porque violamos a no sé cuántas leyes y sus leyes son sagradas a pesar de que matan y asesinan y tragan drogas y venden armas y hacen guerras, pero de eso nada, los mojados somos delincuentes y me tuvieron encerrado por meses, y no daban datos a nadie, ni podía hablar por teléfono ni comunicarme, hasta el día que me montaron amarrado y esposado como puerco a un camión, y nos llevaron a la frontera y me dieron algunos de mis tiliches y algo de mi dinero, no todo, mi reloj y mi sombrero, y nos llevaron a la línea, pero por el Paso, Texas, y ahí nos soltaron y corrimos hasta la mitad del puente y les mentamos la madre que ni culpa tiene de que ellos sean así. Y otro viacrucis, otro sufrir, acá en mi país con olor a tacos y carnitas y tripas y chile y salsas nadie nos decía nada, nos volvieron a recibir los policías y nos pedían papeles y nosotros decíamos que nos los quitaron, y ellos necios, y nos esculcaron y nos chingaron y nos robaron todo y nos dejaron cerca del desierto diciendo que diéramos gracias a que no nos desaparecen como a tantos…

         Y hay venimos al pasito, con el calor y el frío y con el hambre y la sed y con miedo, en mi pueblo, en mi país, nuevamente me entró el miedo, y de pronto llegaron unos batos en trocas y armados y nos esculcaron y preguntaban que de qué banda somos pero nada, no sabíamos de qué nos hablaban y nos dieron marros, marros como de mina o de cantera, y nos dijeron, si no se agarran entre ustedes a chingadazos y a ver quién se salva, pues los matamos, y nos quedamos de a seis, de a pendejos, no creíamos lo que nos decían, y al poco llegó uno que le decía el veinte o el cincuenta o el jefe de jefes, y sacó la pistola y dijo: comiencen cabrones porque nos vamos a llevar solo a los vivos, los que se mueren se mueren, y sacando la fusca le metió de tiros a un joven que temblaba, y ahí nos dimos, yo sentí clarito como le rompí la pierna a mi compañero, lo sentí, escuché su grito de dolor y sin pensar levanté el marro y le di en la cabeza y me jalaron a un lado y me quitaron el marro, y todo lleno de sangre, de susto, de tristeza, de dolor, de miedo, cagado y miado, temblando, la primera vez que mataba a un hombre, no es lo mismo matar un cuchi o un pollo, matar a un hombre es cosa de hombres malos, y así me convertí en hombre malo, como los que dice el pinche de Trump, se me hace que él es de esos, sin sentimientos; si lo único que quería estar allá era para trabajar y ganar unos dólares como los que envíe a mi madre para que guardara cuando anduve en el jale y ahora, manchadas mis manos de sangre de un inocente, solo para ver quién era más jodón y me dieron mi arma y me dijeron que tenía que jalar con ellos para enfrentarnos a los federales o a los otros, cuando el jefe dijera y ordenara, y así fuimos matando a varios, no sé cuántos, y para chingarla, me dieron droga y cristal y fumaba mota y andaba siempre en el pedo y en la pinche droga y lo que me daban de dinero pues se perdía en la droga y así la pasé hasta que, un buen día, con la resaca y el dolor y el miedo me dejaron cerca de un pueblo que se dice Ahumada, y ahí tomé un camión y me vine hasta Michoacán, a mi pueblo, con mi madre y mis hermanos, todo dado a la chingada, flaco y jodido, enviciado, sin chamba y sin saber de mis hijos y de mi vieja, y puse una tienda una tiendita y comencé a componerme para juntar y volverme a ir y traer a mis hijos y mi vieja y de pronto, pues que llegan los federales y toman los refrescos y las cervezas, y cuando les cobro ,uno de ellos me avienta un paquete y dice que yo vendo y que soy de tal o cual banda y me chinga y me golpea y me esposa y me meten a un camión y me llevan hasta la chingada, a la cárcel y como venía marcado con la letra, pues allí encontré a otros que andaban y anduvieron en lo mismo y me juntaron, y así hicimos banda y seguimos en lo mismo, en la droga, en el pedo y en la matada, dizque ahora somos sicarios y tenemos nombres de puercos y de animales y que el porki, y que el gato y el chamán y el negro José y la jodida, pero ahí estamos y no salimos del bote y esperamos que algo pase y nos huyamos y volvemos a caminar y a tomar las armas hasta que nos maten, y todo porque quería estar bien en los unaites y nada, que me encuentro a un pinche gringo que no era gringo, sino mexicano, y me volvió a chingar y aquí estamos, esperando a que llegue la muerte, porque la muerte se siente cuando va a llegar…Total, si no es chana pues es juana…