La extorsión se ha convertido en una de las manifestaciones más hirientes del crimen organizado en México, tejiendo

una red de miedo e impunidad que afecta la economía local y la paz social. Lejos de ser un delito menor, se ha consolidado como un negocio multimillonario para las bandas criminales, con un impacto devastador en la vida de millones de mexicanos.

Las cifras a nivel nacional presentan un panorama sombrío y preocupante. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE) 2024 del INEGI, en 2023 se estimó que 1.3 millones de establecimientos fueron víctimas de algún delito, lo que equivale al 27.2% de las unidades económicas del país.

La extorsión se ubicó como uno de los delitos con mayor incidencia que afectó al sector productivo. En total, durante 2023, se cometieron 747 mil delitos de extorsión, de los cuales 113 mil correspondieron a extorsión en la calle, en el establecimiento o cobro de piso. Cabe hacer hincapié que en 67% de los casos, se entregó lo solicitado por los extorsionadores.

Este flagelo no sólo descapitaliza a las víctimas, provoca el cierre de negocios, la pérdida de empleos y el éxodo de inversiones, minando la confianza en las instituciones y el futuro del país. Un dato escalofriante de organismos como Coparmex es que, entre enero y abril de 2024, se denunciaron en promedio 31 casos de extorsión al día, es decir, más de una víctima por hora. Además, se estima que la tasa nacional de extorsión por cada 100 mil habitantes aumentó un 45% entre 2018 y 2024.

La impunidad es un factor clave en la persistencia de este delito. La extorsión es uno de los delitos menos denunciados; se estima que la cifra negra de este ilícito ronda 92.9% (INEGI, 2023), lo que significa que sólo un porcentaje mínimo de los casos es reportado a las autoridades. De cada 100 extorsiones ocurridas, sólo dos resultan en una investigación, por lo cual es uno de los delitos con mayor impunidad.

Los estados con las mayores tasas de extorsión por cada 100 mil habitantes, de enero a abril de 2024, son: Estado de México (22.9), Colima (22.8), Morelos (18.9), Guanajuato (17.3) y Nuevo León (15.3). En 15 entidades se registró un aumento en el número de víctimas de extorsión en el mismo periodo.

Si bien la extorsión azota a todo el país, la Ciudad de México, por su densidad poblacional y su dinamismo económico, se ha convertido en un epicentro de esta actividad delictiva en donde los comerciantes de mercados públicos, restauranteros y pequeños empresarios son blancos frecuentes en la capital del país.

Aunque las autoridades capitalinas han reportado una disminución en los delitos de alto impacto en general, la extorsión sigue siendo una preocupación latente.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2024 del INEGI, en 2023, de los 4 millones 13 mil 325 delitos estimados en la Ciudad de México, la extorsión se posicionó como el tercer delito más frecuente por tipo, con una tasa de 5,213 delitos por cada 100 mil habitantes.

Un dato revelador de la ENVIPE 2024 es que en 2023, en la Ciudad de México, sólo se denunció 10.8% de los delitos (una ligera disminución respecto al 11.1% de 2022), y de estos, el Ministerio Público inició una carpeta de investigación en el 64.6% de los casos. Esta baja tasa de denuncia sigue siendo un gran desafío, pues los delincuentes se valen del miedo a las represalias y la percepción de impunidad para operar libremente.

Las autoridades de la Ciudad de México han implementado estrategias como el fortalecimiento de la Brigada de Delincuencia Organizada (BDO) y la Unidad de Inteligencia Financiera para combatir el lavado de dinero de estos grupos. Sin embargo, la complejidad del delito y la capacidad de adaptación de los grupos criminales exigen una respuesta integral, sostenida y eficaz. Uno de los principales obstáculos es la falta de confianza de la ciudadanía en las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia, lo que desalienta la denuncia de intentos de extorsión. Ese es, precisamente, uno de los mayores desafíos que enfrentan Clara Brugada, Bertha Alcalde y Pablo Vázquez: ¿lograrán depurar y fortalecer las instituciones para recuperar la confianza ciudadana y fomentar la denuncia?

Y luego viene el verdadero reto: erradicar ese flagelo. ¿Podrán con eso?"

Jorge Javier García Mendoza

@GarciaJJavier